Javier Caruda de Juanas

Javier Caruda de Juanas


De fiestas, hierbas y hospitales

07/09/2023

¿Recuerdan aquel chiste en el que un nazareno casi empuja la carroza de Baltasar para que acabe su desfile cuanto antes? Pues algo así parece que ocurre este año con las fiestas en Cuenca. Con el recinto ferial prácticamente sin terminar de recoger, nos centramos ya en los últimos preparativos de cara a las próximas fiestas mateas. Buena prueba de ello es la celebración el próximo fin de semana de las jornadas de recreación histórica con motivo de la conquista de la ciudad por Alfonso VIII. Pero antes de sumergirnos en el ambiente distendido de las celebraciones septembrinas, conviene hacer una breve reflexión, casi a modo de parada y fonda, sobre las fiestas julianas tan abruptamente interrumpidas por aquello de la inoportuna, pero deseada, presencia del agua. He de decir que, como muchos de ustedes, participo de la feria con mucha más tranquilidad que hace unos años, quizá porque la distancia generacional con los tiernos infantes se ha agrandado o porque el tono plateado de mi sien adelanta la llegada de mi otoño, que no deseo.

El caso es que, juicioso que está uno, reflexionaba sobre la celebración de las diversas actividades que han conformado el programa festivo de este año. Seguro que lo que a unos les ha encantado a otros les ha pasado desapercibido, los habrá que echen en falta una programación deportiva distinta e incluso los habrá nostálgicos de aquellos fuegos artificiales merecedores de aquel dicho que rezaba «dura menos que la pólvora de San Julián». Pero sin lugar a dudas, uno de los reclamos de todas las fiestas es la programación musical. Este año el trío de conciertos ofertado se convirtió en un par por aquello del agua. Aun así, de partida escaso bagaje para una capital como la nuestra. Parece que lo malo ha venido después. El estado del césped de La Fuensanta vuelve a presentar daños severos que ponen en duda el uso de esta instalación justo al comienzo de la temporada futbolística. Este error, que se repite al menos desde las fiestas de 2021 y entendiendo el malestar de clubes y aficionados, no debe obviar el verdadero sinsentido de esta situación. Y es que parece descabellado programar los conciertos frente al Hospital Virgen de la Luz. Dentro de las múltiples carencias que tiene la ciudad, echamos de menos un espacio al aire libre en el que poder celebrar estos conciertos, claro que alguno pensará que para tres que se organizan cada año es preferible usar los espacios ya existentes pero la realidad, el sentido común, nos dice que programar en Cuenca grandes conciertos como Los Ilegales o Lola Indigo no debe hacerse frente a un Hospital que alberga a cientos de enfermos y familiares sufrientes. Queda todo un año por delante para buscar ese espacio que permita compatibilizar los nuevos usos musicales, el descanso del enfermo y el césped de un estadio. Lo malo de esto es que ha causado más revuelo el estado de la hierba que la exagerada emisión de decibelios frente a un centro sanitario. En fin.