No alcanzo a comprender lo de que un inculto ignorante pueda ser ministro de cultura de España. La idiotez manifiesta de que un museo «supere el marco colonial» o las «inercias endocéntricas», solo se le puede ocurrir a un sectario ideológico que probablemente no se haya leído un libro en su vida. Puede que este sea ministro exclusivamente porque se llama Ernest, en vez de Ernesto, y porque se apellida Urtasun, que suena muy vasco. Y por labrarse el puesto en reivindicaciones asamblearias y tuiteras tipo «la tierra para el que la trabaje» y «hay gente que lo está pasando mal», y cosas así, intentando purgar la desviación imperdonable de la militancia falangista de su abuelo.
A ver de qué manera pretende el ministro hacer que un museo, el Museo de América o el Museo del Prado, por ejemplo, revise la Historia de siglos, la descontextualice y la rehaga al gusto ideológico de Ernest, que todos sabemos el que es. La conquista de América y el Imperio español no es solo Historia de España. Se trata del concepto de Hispanidad, por la que España trasladó y difundió los valores de la cultura grecorromana, el pensamiento de Sócrates, Platón, Aristóteles, Cicerón, San Agustín o Santo Tomás, así como el derecho romano, como pilares de la cultura occidental que, con la consiguiente evolución, ha permitido que Ernest sea ministro o que Evo Morales sea presidente, y a todos los demás que podamos disfrutar de los derechos y libertades individuales que no existen precisamente donde triunfa la ideología que impregna y corroe el pensamiento de Ernest.
Es el colmo del despropósito que le hayamos dado una cartera ministerial a la Leyenda Negra. España, al contrario de Inglaterra, de Bélgica o de Holanda, no tuvo colonias, tuvo virreinatos y provincias, y la tendencia al mestizaje fue la regla general. La Constitución de 1812 dice expresamente que «la Nación española es la reunión de todos los españoles de ambos hemisferios» o que son españoles «todos los hombres libres nacidos y avecindados en los dominios de las Españas, y los hijos de estos».
Se trata simplemente de diferenciar entre los hispanistas, incluidos los británicos, que realizan su investigación histórica sobre la base del método científico, «que implica la formulación de preguntas de investigación, la recopilación de evidencias, el análisis crítico de las fuentes y la elaboración de conclusiones respaldadas por pruebas sólidas», frente a estos políticos de pacotilla, ignorantes de nuestro pasado, que se limitan por conveniencia personal a difundir visiones ideológicas sectarias de la Historia.
En 'Carne gobernada', el nuevo libro del filósofo Fernando Savater, este deja claro que el Gobierno de Pedro Sánchez es "el peor de la historia de la democracia». «Un pesimista con tendencia al sarcasmo dijo que en un país democrático gobernado por imbéciles y desaprensivos puede asegurarse que el pueblo está bien representado», nos dice Savater.