Javier del Castillo

Javier del Castillo


La espada toledana

30/01/2024

El debate y la controversia dentro del PSOE son cosa del pasado. Desde que Pedro Sánchez se hizo con la secretaría general del Partido Socialista, se impone seguir la linde: el aplauso unánime y el prieta las filas, que viene la fachosfera. El no pasarán y el aquí no se mueve nadie. Sólo Emiliano García-Page, con una mayoría absoluta labrada precisamente en la discrepancia con Sánchez, se atreve a cuestionar algunas decisiones del Gobierno de su partido. Aquellas que afectan a la solidaridad interterritorial y a la defensa de la igualdad de todos los españoles ante la Ley.
Parece casi una obviedad, pero lo único que hace el presidente de nuestra Comunidad es recordar el Artículo 14 de la Constitución: «los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social». El problema es que Page lo recuerda en público, aunque luego le quite hierro al asunto. Lo que peor lleva la guardia pretoriana de Sánchez es que les critique a la luz del día, incluso bromeando con los presidentes autonómicos del Partido Popular en la inauguración de FITUR el miércoles de la semana pasada. 
El mensaje es claro. Si quieres estar en «el extrarradio», hazlo a la sombra, no delante de las cámaras. La traición de Page radica en hacer un ejercicio de tolerancia – cosa que ya no se lleva – y tratar a esos dirigentes del PP como adversarios y no como enemigos. A tal grado de sectarismo y polarización hemos llegado.
La incomodidad del presidente castellanomanchego con la dirección nacional del PSOE es compartida por muchos socialistas. Sin embargo, se oculta o sólo se manifiesta en privado para no poner en juego la continuidad en el escaño o en la canonjía. Todo lo que no sea defender a Sánchez y atacar de forma sistemática a la derecha está penalizado. El que discrepa, como le dijo Óscar Puente a Page, con la educación y delicadeza que le caracterizan, le hace el juego a la derecha y será condenado a vivir en el extrarradio. 
En lugar de oponerse a la amnistía de quienes promovieron un golpe de Estado contra la Constitución y el sistema democrático en otoño de 2017; en lugar de reivindicar una financiación autonómica más justa, y en lugar de cuestionar la existencia de «un terrorismo respetuoso con los derechos humamos», como sostiene el ministro de casi todo, Félix Bolaños, lo que debería de hacer Page es empuñar una espada toledana y encaramarse a una de las torres del Alcázar  de Toledo para impedir el peligroso avance de la fachosfera en España. Así de claro.
Acorralado por sus propias mentiras y sus ambiciones desproporcionadas, Sánchez no soporta las críticas del único candidato socialista que puede presumir de haber obtenido mayoría absoluta en las elecciones autonómicas.  La prueba de ello está en la reacción inmediata de sus perros de presa – Montero, Puente y Cerdán –, indicándole al discrepante la puerta de salida. O estás con nosotros o estás con el PP.
Así de reduccionista y de pobre está resultando el debate interno en el Partido Socialista en este momento político tan crucial para la convivencia y la estabilidad de nuestro sistema democrático.