El buque del Instituto Español de Oceanografía Ángeles Alvariño tiene previsto partir a las 12:00 horas de este lunes del puerto de Santa Cruz de Tenerife para reanudar las labores de rastreo en busca de Tomás Gimeno y su hija de 1 año, Anna, informaron fuentes de la Guardia Civil.
El barco oceanográfico, que por primera vez en su historia se ha dedicado al rastreo de personas desaparecidas, interrumpió el pasado sábado su navegación tras detectar una avería en su equipamiento, lo que le motivó a pausar este fin de semana la búsqueda tras trece días continuados de labor.
El Ángeles Alvariño se dirigió a Tenerife desde su base en Vigo para incorporarse a la búsqueda de Tomás Gimeno y sus hijas Olivia y Anna, desaparecidos desde el pasado 27 de abril, y comenzó su rastreo por el litoral de la isla el 30 de mayo.
Cuando tenía previsto abandonar la búsqueda localizó el pasado lunes una botella de submarinismo y un edredón que se identificaron como pertenecientes a Tomás Gimeno.
Ello motivó que prolongase su rastreo y tres días después, el pasado jueves, localizó a unos mil metros de profundidad un ancla atada a dos bolsas de deporte, en una de las cuales se encontraba el cuerpo de la pequeña Olivia, de 6 años.
Para estos hallazgos ha sido decisivo el equipamiento del buque, dotado en el fondo de su casco con una ecosonda de presión que le permite captar cualquier anomalía que se encuentre en el fondo marino.
Este modelo –Ecosonda Multihaz EM 710– es capaz de emitir simultáneamente una gran cantidad de ondas acústicas que a su regreso se convierten en impulsos eléctricos y permiten dibujar un mapa del fondo marino.
Cuando el sensor notifica que ha encontrado alguna anomalía en el fondo, entra en acción el robot no tripulado Liropus 2000, capaz de inspeccionar y recoger muestras hasta una profundidad de 2.000 metros, aunque debidamente adaptado, puede sumergirse incluso a 3.000 metros de profundidad.
Este robot cuenta con una cámara de alta resolución y en su búsqueda del padre y las niñas desaparecidas ha rastreado fondos marinos conformados por basaltos volcánicos que a tan solo 700 metros de costa pueden llegar a los 100 metros.
En el lugar donde se están ejecutando las tareas, la profundidad oscila entre los 600 y los 1.700 metros.
El Liropus 2000 fue fundamental en las labores de investigación científica llevadas a cabo durante la erupción del volcán submarino Tagoro en aguas de El Hierro, en 2011.