Leo Cortijo

Leo Cortijo


El Triángulo de las Bermudas y las amebas

23/10/2023

El alcalde tiene entre ceja y ceja mejorar el mantenimiento urbano. Trabajo tiene porque éste ha sido el Triángulo de las Bermudas de las últimas legislaturas. Lo mucho o lo poco (más bien nada) que se ha invertido en esta materia ha desaparecido. El resultado en algunas zonas de la ciudad es fácilmente comprobable en limpieza, mobiliario, zonas verdes o áreas infantiles. Media Cuenca –el Casco Antiguo– reluce esplendoroso, mientras que por la otra media parece que acaba de pasar un comando checheno en misión de guerra. El problema está ahí desde hace mucho tiempo. Al Ayuntamiento de turno –esté el que esté– se le pide que intervenga. Ahora bien, vamos a ver el problema desde otro prisma. ¿Qué extraña sinapsis neuronal lleva a un ser humano, al que se le presupone racional, destrozar un espacio público? ¿A qué primigenio proceso mental se le ocurre pintarrajear fachadas, romper bancos, papeleras y farolas, o tirar basura a la vía pública? ¿Qué somos? ¿Amebas?

Es que eso no hay ayuntamiento que lo soporte. Ni aunque las arcas municipales rebosaran de oro o el alcalde fuera Midas… Y, precisamente, ese no es nuestro caso. ¡Ea! Si los cuartos que tenemos en la cartera ya son pírricos, es de tontos (así, sin anestesia) tener que emplearlos en reparar lo que algunos de nuestros conciudadanos se empeñan en destruir porque les produce cierto tipo de placer (que se lo hagan mirar, que igual tienen subvención). Es seguir haciéndole agujeros a un cubo de agua ya de por sí bastante agujereado.

De todo esto saco otra conclusión, creo que compartida por muchos. La solución al problema no es ir poniendo parche sobre parche. La clave no estriba en curar las heridas del niño que se cae continuamente cuando monta en bicicleta, sino en enseñarle a montar en bicicleta. Creo que este es un problema de educación. Desde la base. Y no pequeño. Hay una frase muy castiza que, personalmente, me encanta: «tontos hay en todos lados». Es una verdad como un templo. Hay que ser consciente de la realidad de este aforismo y de que siempre habrá indeseables compartiendo hábitat con nosotros. La única solución para que la sociedad avance con menos rémoras a sus espaldas es que estos seres unicelulares sean los menos posibles. Es lo que Bauman bautizó como «modernidad líquida» para definir la naturaleza de la actual sociedad: fluida, volátil y sin valores sólidos. Reducida la teoría a lo más prosaico, vaya, es una grave falta de educación, respeto y civismo.

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