Si te preguntara qué es lo más importante para ti en la vida, seguro que me contestarías: la salud y la familia. Pero, ¿realmente trabajas por conseguir estos dos puntos? ¿Cuánto tiempo dedicas al día al ejercicio?, ¿qué comes? ¿llamaste ayer a tu madre o a tu amiga?

En nuestro día a día, a menudo nos encontramos atrapados en el trabajo, ganar dinero, obtener éxito… sacrificando nuestro bienestar físico y mental. Nos preocupamos tanto por lo que vendrá que olvidamos vivir el momento presente. La vida se convierte en una sucesión de días que pasan sin ser realmente vividos. Perdemos la capacidad de disfrutar de las pequeñas alegrías del día a día. Este hábito de vivir en el futuro nos priva de la riqueza del ahora, el único momento que realmente poseemos.

Vivimos como si tuviésemos todo el tiempo del mundo, postergando sueños y relaciones, creyendo que siempre habrá un mañana. Pero la realidad es que la vida es finita, y cada día es una oportunidad única que nunca se repetirá. Morir sin haber vivido plenamente es quizás el mayor fracaso al que podemos enfrentarnos. Para y tómate un minuto para leer este texto de Dalai Lama: «Lo que más me sorprende del hombre occidental es que pierde la salud para ganar dinero, después pierde le dinero para ganar la salud. Y por pensar ansiosamente en el futuro no disfruta del presente, por lo que no vive ni el presente ni el futuro. Y vive como si no tuviese que morir nunca, y muere como si nunca hubiera vivido».

Qué gran lección, reflexiona sobre ella. Porque al final del día no son las riquezas materiales las que llenarán nuestro corazón, sino los momentos vividos con plenitud, amor y propósito.