Me perdonen lo pagano, pero pretendo en estas líneas emular una devoción que, si bien es católica, quiero expandir a lo meramente disfrutón. No voy a mandarle camino de la cruz, no irá por la vía dolorosa. Sólo quiero acompañarle en un paseo por 14 estaciones conquenses, que aunque sí son de pasión, no lo son de sufrimiento. Verán. Hace meses, y con este mismo encabezado, les propuse un paseo por Cuenca cosiendo el itinerario de estatua a estatua y también con 14 pasos. En esta semana en la que el Ayuntamiento ha estrenado remodelación de seis fuentes emblemáticas de la ciudad, qué mejor manera que visitar Cuenca en julio que mientras le lleva la corriente. Le dejo aquí otros 14, algunos de chorro gordo, para dejarse llevar por la ciudad a sorbitos.
Arranque más allá de Valdecabras y dé el primer trago en la Fuente de la Canaleja, que luce caño bajo piedra vista y enseña el camino a la ciudad. Si se encamina bien por el margen izquierdo del Júcar, no le costará encontrar el manantial de Martín Alhaja. Doble el lomo y abra la boca, merece la pena. Si llega al Recreo Peral, antes de volver a tener sed, podrá hidratarse en la Fuente del Abanico, o jugar a los bolos o reposar sin dejar de mirar hacia arriba y preguntarse si eso son, o no, rascacielos. Desafíe ahora la hoz del Júcar, transite la calle Armas y beba, beba de nuevo hasta llegar a la Tabanqueta para franquear San Pedro con precisión y colarse hasta Julián Romero. Frente a la Fundación Antonio Pérez tendrá que hacer equilibrio para refrescarse. Si sigue bajando, antes del Cristo del Pasadizo, haga el recoveco a izquierdas y beba de la que, sin duda, es la mejor fuente jamás esculpida, más por la vista al beber con Puente de San Pablo a los pies que por la vista al servirse. Salte ahora a San Pedro y salpíquese la cara con el perenne hilo de agua que nunca ha dejado de brotar.
Termine de bajar la calle y salude a la Catedral antes de mirar a la derecha, que no le costará encontrar el pilón, y sabrá entonces que lo que toca es amorrarse. Como se amorrará de nuevo bajando Canónigos. Y si evita asomarse a Casas Colgadas, busque ahora Alfonso VIII, que no le llevará más de diez minutos desembocar en la plaza de Santo Domingo, donde uno de los cuatro leones que se dan la espalda en el pilar de su fuente le habrá de abrevar. Cuatro minutos le separan de la fuente de las Escaleras del Gallo, elija una de sus dos salidas de agua y beba bien, llene la cantimplora, que restan tres paradas y muchas piernas para aguantar cada una de las tres últimas etapas.
Toca ahora subir Alfares y llegar al pilón junto a las Pepas. No se sorprenda si lo recordaba cien metros antes, donde la rotonda; y no se extrañe si le emula a su gemela de Hermanos Becerril. El tránsito ahora le obligará a salirse de la ciudad y buscar la histórica Fuente Arenotas. Beba por penúltima vez antes de retornar por Las Quinientas y cruzar la meta en la Fuente del Sol. Y que no me vengan a decir que si el agua de Madrid.