Un día raro, se me acumulan las sensaciones. Peliculón. Renoir. La Gran Ilusión. Primera Guerra Mundial. Unos prisioneros franceses charlan en mitad de una de las más terribles guerras, cuál no lo es, en un campo de concentración sobre su día a día, sus expectativas. Se enteran de que un par de oficiales de aviación están excavando un túnel. Las clases sociales. El nuevo orden. Nunca todos fuimos iguales.
Una noticia en el periódico. El número de trabajadores que dejan su empleo crece cada año en más de un 100%. Otra: el número de bajas entre los jóvenes dobla a las de los mayores de 55 años. La falta de ilusión por los trabajos alimenta la Gran Renuncia. Uno de cada diez jóvenes es un nini y el paro juvenil frisa el 30 por ciento. Crece, desde la pandemia, la renuncia masiva de profesionales en todos los sectores de España, aumenta la de trabajadores silenciosos: zombis que han perdido la ilusión y el compromiso, sobre todo en los sectores más expuestos de hostelería, agricultura… donde cuesta encontrar trabajadores. Según un estudio de EAE Business School, el abandono de empleos por falta de expectativas en su carrera es de un 56% de los casos.
¿Será la Gran Desilusión la obra maestra del cine de los años 20 del siglo XXI? La Gran Renuncia se extiende entre los trabajadores de todo el mundo. ¿Se habrán generado expectativas irreales? Como dice el poeta Abadio ¿será que esto no es Bambi? ¿Podría Chat GPT responder a esta pregunta, o su variable china quizá, o tendremos que apelar a la inteligencia natural y mirarnos al espejo sin ayuda externa? ¿Estamos preparados para respondernos sin buscar a otros que respondan por nosotros?
Fernando Arrabal en la televisión. Escribió Picnic a los 14 años. Un joven de más de noventa años que lleva ocho décadas creando, provocando, haciéndose preguntas sin parar, un ilusionado con patas, un español que nunca quiso ser francés, aun llevando más de sesenta y de setenta años viviendo en París donde es el dramaturgo más representado. Yo le conocí en unos premios de la casa de Melilla en Toledo y no paraba de hacer preguntas, de sorprenderse, de querer aprender, de que le recomendaras libros, autores. Nuestro decano de las Letras, nuestro pánico soñador por excelencia. Rezuma ilusión por sus poros. El gran ilusionado.
Dignifiquemos el Premio Cervantes poniendo su nombre entre los galardonados este 2025. No se me ocurre mayor fuente de inspiración vital que su figura.
La Gran Ilusión, La Gran renuncia, el Gran Arrabal, tres curiosas patas para un banco de reflexión. A fin de cuentas, como siempre nos ha deseado el genial Arrabal, el soldado más aguerrido por la causa de la Paz que uno puede toparse, es la hermandad y la convivencia universales alimentadas por un mesiánico presente permanente de eternidad. Yo me confieso monaguillo de este pontífice de la Ilusión. No olvidemos el milenarismo, que siempre ha producido incomodidad y malestar social, siempre estuvo aquí.