Leo Cortijo

Leo Cortijo


Funambulistas con red de seguridad

12/02/2024

El entente que forman Darío Dolz e Isidoro Gómez Cavero al frente del Ayuntamiento ha dado un nuevo paso al frente. Uno y otro decidieron contar en La Tribuna cómo el alcalde cedía al teniente de alcalde un área de gestión de capital importancia para el devenir de Cuenca. El médico gestionará a partir de ahora los grandes proyectos de ciudad «para que no se atasquen» y, al mismo tiempo, coordinará la llegada de nuevas empresas. Dolz, por su parte, centrará el tiro en el «tú a tú» con los vecinos y pondrá todos sus esfuerzos en «mejorar el día a día» en los diferentes barrios. Hasta aquí, lo estrictamente noticioso por su novedad. Dolz y Cavero, Cavero y Dolz evidencian con gestos y palabras que se necesitan el uno al otro y que ambos quieren «lo mejor» para esta ciudad. El socialista, por ejemplo, lo verbalizó en una frase muy contundente, y es que cuando cierre su etapa al frente del Consistorio, quiere ir por Cuenca «con la cabeza bien alta». El independiente, por su parte, dejó claro que «ayudar a Darío Dolz es ayudar a Cuenca».

Sea como fuere, este nuevo estadio del binomio deja otras lecturas interesantes que no deberían pasarse por alto. La primera y fundamental es el papel, ahora más visible y prominente que en los últimos cinco años, que toma Cavero. Ahora, ya no en la sombra o de forma soterrada, de él depende el éxito o el fracaso de esos grandes proyectos y la llegada de empresas. Ahora ya está en primera línea. De todas, todas. Por otro lado, Dolz asume que en esa cesta que él llama «el piel con piel» con los ciudadanos necesita poner más huevos. La legislatura no puede terminar sin un gran lavado de cara a la ciudad en su conjunto, con todo lo que ello supone, y con la transformación de varios barrios, sin olvidar tampoco la zona centro, Carretería y el edificio del Mercado incluidos. Sabe que ahí hay que trabajar largo y tendido y necesita diversificar su acción de gobierno, por eso cede galones y facilita la bicefalia, consciente además de que Gómez Cavero se mueve como pez en el agua en ese terreno.

Ahora bien, hay una reflexión más importante que todas éstas, y es que nadie en política se atreve a dar un paso así –ni en un sentido ni en otro–, si la baldosa siguiente no está bien asentada. Vamos, que pocos funambulistas deciden cruzar al otro edificio si no hay red debajo. Tanto Gómez Cavero como Dolz se manifiestan así porque saben que hay mucho que se está cocinando. Dolz, de hecho, dijo a este diario que «hay mucho sembrado» y que por eso está «ilusionado». La pareja aventura horizontes de esperanza y progreso. Más les vale. Más nos vale.

ARCHIVADO EN: Darío Dolz, Cuenca