Los de la republiketa confederaloide ya saben lo que hubiera hecho su presidente, salir por patas y el rabo entre las piernas. Igual que Puigdemont, tienen una querencia por los coches y los maleteros indescriptible. Ahí estuvo bien Page, que lo supo ver el primero. No así el Rey, que se mantuvo firme como el palo de escoba que le tiraron y parece que otros se tragaron. Un amigo joven me dijo el día de autos que ese había sido el 23-F de Felipe, algo que me pareció exagerado. Sin embargo, pasados los días, veo con claridad que acertaba, pues contemplando lo que hay alrededor, la figura de los Reyes emerge como ninguna. Qué curioso que una institución arcaica sea la más adaptada a los tiempos que corren. Don Felipe se ganó el sueldo aquel día del quebranto y Doña Leticia, el respeto de los peñafieles que aún quedan en el ruedo ibérico.
Lo único hermoso de la tragedia ha sido la generación de cristal. Nos ha puesto un puto punto en la boca a cuarentones y más allá. Han cogido la escoba y se han metido en el barro hasta las cejas sin que nadie los llamara. Vieron cómo el mundo disfuncional de sus mayores se derruía en la nada y cogieron la fregona y la escoba. Y no se han venido abajo ni han causado quebranto. Como escribió Soto Ivars, ha sido la mili para esta generación de la consola, que pensábamos caería al primer viento. Y ha sido un ciclón, una dana, una tormenta como nunca antes se había visto la que les ha dado su sitio. Miro a mis hijos y hay esperanza. Siempre la hubo. Sin ellos saberlo, la sangre de la Nación circula por sus venas.
Pedro Sánchez ha descubierto verdaderamente, ahora sí, la máquina del fango. Quién le iba a decir que su metáfora para encubrir el bulo de su política se iba a materializar de forma tan cruda y abrupta. Ahora el barro también es de ultraderecha, faltaría más. Y dos huevos duros para el consejo de radio televisión española. Ya sabemos que si necesitamos ayuda, se la tenemos que pedir al presidente de la republiketa antes que salga huyendo en coche para coger el Falcon. No había pistas de aterrizaje; si no, se habría presentado allí con todo su séquito. El «que lo pidan» es un epitafio en toda regla. Pero que nadie se alegre ni se precipite. No se va, no se marcha. Va a hacer tragar todo el barro y lodo posible a quienes no osan admirar su sanchidad. Hasta el final, esto es lo que los españoles hemos elegido. Del Psoe lo sacaron a empellones y volvió en un Peugeot. Qué no hará con España. Porque los españoles quieren y lo consienten, claro.
En todo el maremágnum, están mi Rey y la generación de cristal. Os miro de otra forma, chavales, os veo como gigantes. Prometo que lo pensaré dos veces antes de deciros nada. Nos habéis dado una lección magistral. Y usted, Señor, vaya a Chiva para escuchar y estar con su pueblo. Como el primer soldado, hemos venido aquí para servir.