Estará hoy el lector repasando estas líneas antes o después de coger panecillos de San Antón, recuerde, solo tres, aunque vuelva a ponerse a la cola. Deje entonces algo de limosna para el Santo. Los hay que dejan manitas de cerdo. 'Santo francés que no bebe vino, lo que tiene en los pies es un gorrino'. Aprovisione las veces que le dejen y no olvide, en todo caso, guardar una pieza bajo las sábanas en el fondo del armario si es que quiere que la fortuna le siga acompañando. Y es que enero enseña el camino festero de una provincia que no se deja una sola página del calendario sin señalar algún día en rojo. Un primer mes que también lo es de 'Alardes' de Moros y Cristianos a razón de 200 estrofas por bando que ilustran tres horas de batalla para preludiar las Guerrillas en Valverde del Júcar.
Al estrenar febrero se oirán los cencerros en Almonacid del Marquesado en una Endiablada que por última vez sonará a Interés Turístico Regional antes de subir de categoría por empeño de su alcalde. Lo hará con la cigüeña y por San Blas, al que también celebran en Villaverde y Pasaconsol o Enguídanos. Febrero de carnaval para viajar a los 60 en Tarancón. Febrero de Jueves Lardero en cualquier rincón de la provincia.
El capricho del calendario lunar desplazará la mejor Semana Santa del mundo al cuarto del año despejando a marzo de verbenas, pero San Benito Abad no faltará a su cita en Monreal del Llano para dar la bienvenida a la primavera. Terminará abril con mil romeros corriendo en San Clemente hasta la ermita de Rus con la Virgen de los Remedios como estandarte antes de dar paso a un quinto mes que arranca con mayos en Barajas y con Mayordomos en San Lorenzo de La Parrilla. San Isidro anunciará después cosechas en El Provencio o en Las Mesas. Y en Casasimarro, que no se me enfade el director.
Desde Cardenete a Villaseca, San Antonio traerá el verano, antes de que en julio Santa Ana procesione en Carrascosa del Campo echando de menos las plegarias de mi abuela, que ya no puede pedirle que nos toque la lotería. Morirá julio en la misma semana en la que don Álvaro de Luna resucitará en Cañete para abrir un mes de agosto en el que Valeria retrocederá en el tiempo para pararlo y volver a ser romana un ratito más, si es que acaso dejó de serlo. Ese agosto de San Roque en Valdemorillo y en cien esquinas más, antes de pasear en septiembre el Pendón de Alfonso VIII para que Cuenca vuelva a cantar por San Mateo.
Fuentelespino de Haro será una vez más el único en celebrar dos veces el Corpus y su segundo será en octubre, a las puertas de que San Martín recale con veranilo y matanza en decenas de nuestros pueblos.
En Horcajo echará a andar diciembre con silencios esculpidos para preludiar un Vítor que gritará a mil gargantas y manos arriba para celebrar a la Inmaculada Concepción. Un mes número doce donde crecerá más todavía el Belén de Vega del Codorno, más viviente a cada año que pasa. Disfruten de la tierra los doce meses, paisanos. Y lleven hoy al perrete a bendecir.