Miguel Romero

CATHEDRA LIBRE

Miguel Romero


Insólito

07/10/2024

Raro, extraño, desacostumbrado, tal vez, ilógico. Eso nos dicen los diccionarios y cuando algo va en contra de la lógica, como que 'el mecanismo falla'.
Mi padre siempre me dijo que actuara con lógica y así, todo me iría bien. Y la verdad es que, los científicos, siempre apelan a la lógica como esa base de sentido común que debe de primar en las relaciones humanas, dentro y fuera de la sociedad. Si la Lógica –creada por los griegos como ciencia- estudia la corrección de los razonamientos, tanto formales como no formales; y cuando además, lo elevamos a la parte humana y nos define esa estructura del pensamiento en sus tres formas claves: concepto, juicio y razonamiento, quedaría todo mucho más claro.
Ahora no, en estos tiempos modernos imbricados en la mecánica de la innovación tecnológica, parece dispararse la confusión ante hechos consumados donde la lógica ha tenido poco que ver.
Si esta ciencia nos permite conocer las leyes, reglas y procedimientos de nuestro pensamiento, sobre todo, los que tienen o deben de tener ese carácter objetivo, por lo menos así nos lo expresaba Aristóteles, y sin embargo, se han hecho subjetivos en todo su formato, ¿dónde iremos a parar?
Parece que siempre me estoy quejando cuando pretendo reflexionar sobre algún término o concepto, pero no encuentro mecanismos suficientes para 'bailar y saltar de alegría' en las actuaciones constantes de nuestros líderes, mundiales, europeos y nacionales; por eso, veo que se actúa con poca lógica –o ninguna- cuando se despilfarra el dinero en las Cortes europeas y vemos que no encuentran la solución a tantas muertes en el Mediterráneo, a los enfrentamientos bélicos por poder y no tanto por ideología: Ucrania, Gaza y Líbano, por ejemplo; y que, se van los tiempos en palabras vanas o poco convincentes, donde la Lógica sigue estando ausente, o consecuente –según se mire- si lo que se busca es el bien personal y no tanto el bien común, o lo que se dicta es para una minoría –siempre la misma- y el resto que es la mayoría sigue estando en ese obligado perfil bajo que no le lleva más que al desengaño, a la pobreza –tanto de espíritu como material- y al ¡qué le vamos a hacer!. Triste futuro nos espera donde lo lógico ha dejado paso, a lo ilógico o insólito. Así es, casi todo nos parece insólito porque no lo llegamos a entender y por tanto, mucho menos a comprender. En Cuenca, utilizamos el 'ea' y eso es mal ejemplo.