Entre lo que podemos denominar 'cosas de Toledo' no solo hay residencias de ancianos al lado de gasolineras, fuentes ornamentales de agua que o nunca han funcionado o si funcionan lo hace muy mal, jardines olvidados y deteriorados como el Parque Escolar, también se encuentran las obras modernas que se pueden englobar en lo que llamamos 'cosas de Toledo'.
Hubo un tiempo ya lejano en el que en la ciudad se planteó peatonalizar las calles, retirar coches de la ciudad histórica para evitar una ciudad colapsada. Se hicieron estudios y se tomaron medidas para arreglar estos problemas y recuperar para los ciudadanos un centro histórico medieval en el que no eran posibles modelos y comportamientos de ciudades del siglo XX. Se construyeron aparcamientos subterráneos para los vecinos de la ciudad y para los visitantes. Se traba de vaciar las calles históricas de los efectos desastrosos de la contaminación y la ocupación de esas calles por los automóviles. Solo que en algún momento los objetivos se olvidaron y se privatizó la explotación de los aparcamientos subterráneos y de nuevo los coches empezaron a ocupar un espacio que no les correspondía. Entre las medidas también se pensó en la construcción de distintos accesos a la ciudad. De lo varios remontes que se diseñaron se concretaron dos. Uno el de Recaredo, cuestionado ferozmente por los ciudadanos y otro el de Safont, ya no tan combatido ante los buenos resultados del primero. Sin embargo el remonte de Safont no hay día que no tenga inhabilitada las escaleras por averías o la subida se asemeje a un paseo hacia un túnel de los horrores. Mientras el remonte de Recaredo, que fue primero, funciona con laboriosa normalidad. ¿Porqué esas diferencias entre uno y otro? ¿Porqué siempre uno está averiado y el otro menos? La explicación hay que buscarla en la inversión que se hizo en uno y en otro. En el primero, el de Recaredo, odiado por los ciudadanos durante su construcción, no se escatimaron recursos. En el segundo todo fueron recortes, cambios de planos, modificación del proyecto inicial, ahorros en las inversiones y cuestionamiento incluso del proyecto. Y ahí están los resultados. Lo barato sale caro y lo que se hizo bien en su momento funciona razonablemente. En fin, 'cosas de Toledo'.