El día 1 de diciembre, del año del señor de 2023, despedimos del mundo terrenal a Marina Riaño. ¡Para qué esperar al final de un año de mierda! ¡Adiós, ahí os quedáis! Desconocemos sí hay otros mundos, pero para gentes como Marina debieran existir lugares donde recalen personas como ella. Dulce, tierna, amable, culta, rebelde, tozuda, sofisticada y sencilla, ingenua con premeditación, generosa y coqueta. En el árido desierto del centro histórico de su 'hermético Toledo', Marina y su esposo, Víctor Tena, reprodujeron una copia de un paraíso mudéjar en el que descansar, hablar, discutir, disentir, delirar o imaginar mundos nuevos. Poco se ha dicho de Víctor Tena, tal vez el hombre más atractivo, más sabio y más estoico que haya existido nunca en una ciudad envidiosa y mediocre. Ambos crearon una familia, María, Marta y Diego, con idénticas calidades humana que las de sus progenitores.
Pero, además, de un oasis atemporal y una familia, Marina Riaño fue artífice del proyecto más trascendental que se haya creado en Toledo desde que Felipe II trasladó la capital de los reinos de España a Madrid. Me refiero al Colegio de Infantes. Aquel primer Colegio de Infantes en la plaza de la Bellota. Entre Luis García Hinojosa y ella, crearon un colegio para los hijos de las familias pobres de los barrios humildes que se desparramaban desde la altura del Alcázar hasta las orillas del Tajo. Fue un proyecto en el que se creyó fieramente que la educación y la formación servían para superar desigualdades y redimir de la miseria a los hijos de quienes no habían tenido posibilidades educativas, por origen, economía o por la guerra. En ese colegio Marina figuraba como profesora de francés, pero era algo más, mucho más, era el espíritu moderno de un proyecto que generó las envidias de algunos y los recelos de los de siempre. En mi biblioteca se conserva un libro de poesías de Marina, con dibujos de su querido hermano Luis, 'Canto Rodado'. Escribió: «Soy un milagro de vida. Soy ternura. Soy amor./ Soy brizna de lo infinito. Soy…¡Un Capricho de Dios!/…Soy futuro y soy presente. Soy demanda y soy perdón./ Soy el resumen de un tiempo». In memoriam.