Miguel Romero

Miguel Romero


A vueltas con San Julián

05/02/2025

Me maravillan las tradiciones, sobre todo si se escriben con mayúscula como sucede con nuestra Romería y Festividad de San Julián, el Tranquilo. Todos los años, el 28 de enero, festividad del Santo, un elevado número de conquenses, haga frío, llueva, nieve o haga calor –cosa improbable por las fechas– transitan por esos siete kilómetros de camino, bien alineado, limpio, señalizado y de vistas inimaginables, para llegar a la ermita, descansar, rezar al santo patrón, escuchar la misa en su honor, sacar el bocadillo o la 'tajá', con bota de vino –los menos– y cerveza, Coca-Cola o agua –la mayoría–, confraternizar entre todos, reír, cantar y sentir que Cuenca es siempre una ciudad elegida, bella, tradicional y devota.

El segundo obispo de la Diócesis de Cuenca, Julián Ben Tauro –San Julián desde 1595– sería nombrado Patrón de la ciudad. En su honor, allá por el año 1761, el Ayuntamiento amojonó el lugar llamado 'El Tranquilo', a petición de Francisco del Pozo, que fue quien construiría la ermita, bajo la ladera del Cerro de la Majestad que mira hacia el río Júcar. En 1797 se abriría el camino y en 1803 el escalerón por Juan Bautista Loperraez, para acceder desde la carretera y vereda del propio río. En el año 1809 es destruida la ermita por los franceses y en 1816 reconstruida nuevamente. La guerra del 1936 la vuelve a destruir y en 1948 se reconstruye.

La finca con la ermita y el resto de espacios son 17 hectáreas y actualmente el Ayuntamiento de Cuenca ha restaurado todo el recinto, los caminos, los espacios, la propia ermita, los miradores: el del Batán, el de Emiliano, el de San Julián y, además, los que conforman el Escalerón, tales como el de Martín Rey. Desde el año 1866, una Archicofradía de San Julián es la encargada de todo lo referente a los oficios religiosos. Su sede está actualmente en la iglesia de El Salvador con bulas pontificias firmadas por la reina Isabel II y el papa Pío IX. El obispo Cruz Laplana decidió que San Julián tuviese culto en la Catedral (reliquias y Arca), organizando la Archicofradía todos los cultos de enero y septiembre. En la actualidad la Asociación de Devotos de San Julián –unos 200 miembros– se encargan de mantener limpio y adecentado el lugar, procurando asistir a misa todos los domingos del año, mientras haya párroco para poderla realizar.