Leo Cortijo

Leo Cortijo


Las grúas regresan pero por desigual

02/10/2023

Ni una, ni dos, ni tampoco tres. No soy de números, aviso, pero desde lo alto del monte, en las inmediaciones de la Fuente del Canto, atisbo casi una docena en mi paseo dominical con el cuadrúpedo Malco. Las grúas han regresado al paisaje urbano de la ciudad. Durante muchos años, estos gigantes férreos y espigados, que habrían hecho implosionar al mismísimo Don Quijote, desaparecieron del mapa. La explosión de una burbuja las borró por completo y entre 2008 y 2015, más o menos, no es que hubiera pocas, es que no había ni una. En el sentido más literal de la expresión. De todo se sale en esta vida, como de aquella crisis tan tenebrosa y lacrimógena, y por eso volvieron a erigirse estos titanes de hierro para levantar nuevos residenciales o bloques de pisos, como los que se contemplan desde esa particular atalaya en las proximidades del Museo Paleontológico.

De hecho, desde ese punto hay unas vistas memorables al Casco Antiguo, en las que se puede ver como Mangana, San Felipe o El Salvador acarician con la punta de sus particulares 'techos' el cielo purísima y oro que el veranillo del membrillo –qué calor, por cierto– planteó para Cuenca. Tal y como lo tocan el ejército de grúas que ahora completan ese skyline histórico y patrimonial. Claro está que no es lo mismo, pero ahí están y con su actividad también dan de comer a un sector capital de la economía patria como es la construcción.

Precisamente ese sector es el que alza la voz y pone blanco sobre negro a la hora de intentar explicar por qué razón hay tantas obras públicas sin terminar. O, mucho mejor dicho, sin ni siquiera empezar. El Ayuntamiento, sin ir más lejos, se ha visto obligado a sacar a licitación en más de una ocasión –en algún caso en concreto ya van por cinco– un buen puñado de proyectos fundamentales para la ciudad.

La urbanización del barrio de La Paz, la reconstrucción del muro de la calle Ramiro de Maeztu, la mejora de las entradas a la ciudad o el aparcamiento de autocaravanas son ejemplos de ello. Los empresarios del ramo, que tienen claro que no se puede trabajar a pérdidas, como es lógico, lo achacan primordialmente a dos razones: la falta de mano de obra en el sector y la subida generalizada de los precios. Dos argumentos de peso para entender esta tesitura, el problema radica en que la paciencia de los vecinos de La Paz o de Ramiro de Maeztu, por ejemplo, está al límite porque ya son muchos años de espera. Las grúas han regresado, pero de manera desigual.