Lo digo o no lo digo... lo digo o no lo digo... ¡lo digo! Este artículo va a dar de qué hablar... Hace poco escribí sobre este tema, y trasladado a los niños la conclusión es la misma: los lácteos ni son necesarios ni son la mejor opción para su salud. Hace una semana se ha iniciado el programa de lácteos en los coles. La intención es buenísima, pero no tanto su beneficio para la salud de nuestros peques.
Hasta los 2-3 primeros años de vida, el niño sí necesita leche, aunque más bien la materna... Ya en el destete (se considera hasta los 4-5 años) una gran parte de la población deja de fabricar la lactasa que es la enzima que rompe la lactosa en glucosa y galactosa. La lactosa, cuando se queda en el intestino porque no somos capaces de digerirla, ya que no tenemos las tijeras (lactasa) para romperla, atrae mucha agua y genera una diarrea osmótica con distensión abdominal, gases, malestar y diarrea.
Por otra parte, la proteína de la leche, la caseína, está presente en todas las leches de animales (la de vaca es caseína A-1, la cual es mas proinflamatoria), requiere de un gran trabajo para su absorción, pudiendo sobreactivar el sistema inmune, con la consiguiente inflamación, alergias, se genera más moco, problemas a nivel de la piel...
Pero... ¿y el calcio de la leche? Este no es tan biodisponible como el calcio del brócoli, las almendras o las semillas de sésamo. Y, además, es que la leche acidifica el ph de la sangre, y para volver a su equilibrio, se sustrae el calcio del hueso, por lo que la leche descalcifica nuestros huesos.
«Pero, yo no puedo vivir sin leche»: normal, porque es adictiva por las casomorfinas. Si tu niño es asmático, tiene alergias, problemas en la piel o le cuesta concentrarse, quítale los lácteos durante dos meses, y comprueba tu mismo los resultados. Sé que es complicado entenderlo y aceptar que la leche no es tan beneficiosa como pensábamos, pero mi deber es acercar lo que dice la ciencia a la población. Ya tienes la información, ahora tu decides que hacer con ella...