Miguel Romero

Miguel Romero


Las Concepcionistas disfrutarán de una alegre Navidad

18/12/2024

Seguro que Alvar Pérez de Montemayor, el canónigo que mandase levantar este convento a principios del siglo XVI se alegraría –desde donde se encuentre– al ver tan remozada en restauración y limpieza, su bella portada, para subsanar el consabido destrozo que originase un enfermo psíquico bastantes meses atrás.

Este monasterio de la Concepción Franciscana declarado BIC con categoría de monumento histórico-artístico de carácter nacional, en 2001, mantenía esta portada original, realizada por Pedro de Alviz, claramente representativa de ese estilo plateresco que se desarrolló en Cuenca en la década de los 30 del citado siglo XVI. Su arco de medio punto, enmarcado por unas pilastras cajeadas y por un amplio entablamento terminado en frontón triangular fue herido en su hechura por el fuego y ahora vuelve, en esta Navidad que llega, a estar floreciente gracias a la restauración de Mar Brox.

Por tanto, en su espacio interior, reformado en el siglo XVIII gracias al diseño del inconfundible José Martín de Aldehuela, acogerá las voces de sus monjitas y se cantarán los villancicos por esos grupos que así lo desean.
Sin duda, este edificio ha sufrido varias situaciones difíciles y delicadas. A las inundaciones del río Huécar en varias ocasiones, ocupando sus aguas gran parte de la iglesia y el convento, se le sumaría la ocupación por las tropas milicianas de la columna del Rosal durante la última Guerra Civil, teniendo que marchar sus monjas al Asilo de Ancianos el 4 de agosto de 1936, para llegar a esta última acción, desafortunada por las circunstancias en que se llevaría a cabo y por las consecuencias que trajo consigo, provocando con ello que este maravilloso inmueble religioso, emblemático e histórico, sufriera los aludidos desperfectos.

Ahora, la luz vuelve a brillar en sus escudos, enjutas, angelitos, los grutescos y esos clásicos medallones con sus cabezas de perfil, así como en el tímpano para que su imagen de la Inmaculada Concepción –que da nombre al convento– vuelva a sonreír al compás de  sus villancicos en estas navidades que llegan.