Dice el refrán que nunca llueva a gusto de todos. Cierto es. Parece que por estas tierras somos incapaces de ponernos de acuerdo en cualquier cuestión, tanto da que sea trivial o de enjundia. Fíjese, querido lector, que a pesar de la necesidad que tenemos del líquido elemento y de la brevedad (que no intensidad) de los días lluviosos, más de un compañero de trabajo murmuraba por lo bajini, eso de a ver cuándo llega el calor. No obstante, la anhelada lluvia de la pasada semana no ha venido sola, afortunadamente. Como si hubieran florecido merced a su irrupción, en los últimos días el panorama doméstico se ha llenado de felices anuncios relativos a conclusión de proyectos e inicio de otros.
Esta misma semana, nuestro presidente autonómico adelantaba que el hospital se inaugurará a lo largo del segundo semestre de este mismo año. Bueno, tras 12 años de espera, parece una pequeña horquilla 180 días para saber cuándo se abrirá. Lo importante es que se abra con las mejores dotaciones y servicios, claro está, amén de la presencia real que poco aportará al equipamiento pero siempre dará visibilidad al acto. Quizá y solo si así se dan las cosas, pueda solaparse esta inauguración con la colocación de la primera piedra del ansiado y deseado parque de turismo activo ToroVerde. En esos bailes de cifras con los que buscan afianzar la importancia del proyecto, se busca la llegada de un millón de visitantes en cinco años. Sería una magnífica noticia al consolidar, sin ningún género de duda, el importante número de puestos de trabajos que este parque lleva parejo. Desde luego, estas dos noticias facilitan el camino para pensar que 2024 será un buen año.
Pero abandonemos el terreno de lo futurible para introducirnos en el de lo real. Desde hace unos días, al fin, la antigua iglesia de San Miguel vuelve a ser parte de la oferta cultural de esta ciudad mediante un novedoso espectáculo de luz y sonido. La Junta apuesta decididamente por potenciar este nuevo y antiguo recurso combinándolo con el Museo de las Ciencias y el Paleontológico ofreciendo a los visitantes una excusa más para disfrutar de esta ciudad. Desconociendo el contenido de lo ofrecido en San Miguel, recuperar tan arraigado espacio es una buena noticia apuntalada con la confirmación de su inclusión como escenario de algún concierto en la Semana de Música Religiosa, lo que permite que la vetusta iglesia siga siendo una referencia cultural, pese a perder su esencia nazarena por la accesibilidad, comodidad y capacidad del Teatro Auditorio.
Concluye la semana, querido lector, con la festividad de nuestro San Julián. De nuevo relegado al ámbito eclesial (¡qué menos!) y campestre (si el tiempo no lo impide). Si exceptuamos el concierto programado de música del tiempo de San Julián, nada hay que permita asegurar que estaremos de celebración. Extraña ciudad esta que se empecina en festejar fuera del momento indicado. Sin ir más lejos, somos tan originales que realizaremos el desfile de carnaval en plena cuaresma. Cosas veredes, amigo Sancho.