La semana pasada, mientras mi hijo estaba enfermo, me di cuenta de cómo las madres entramos en 'modo alerta', anticipándonos a cualquier empeoramiento de su estado. Este fenómeno, tan familiar para muchas, tiene una explicación científica. ¿Alguna vez te has preguntado por qué, cuando tu hijo está enfermo por la noche, te despiertas ante el más mínimo sonido y respondes de inmediato? La neurociencia nos ofrece respuestas fascinantes.
Durante el embarazo y el posparto, el cerebro de la madre experimenta cambios significativos. La amígdala cerebral (no la de la garganta), responsable de procesar emociones y detectar amenazas, se vuelve más activa. Esta activación de la amígdala hace que las mamas estén mas atentas a cualquier señal de que su hijo podría estar en peligro o necesitando ayuda.
Después de convertirnos en madres, muchas notamos que nuestro sueño se vuelve más ligero. Esto no es una coincidencia, sino una adaptación biológica diseñada para responder mejor a las necesidades de nuestros hijos. La oxitocina, conocida como la 'hormona del amor', fortalece el vínculo entre madre e hijo, también modula el sueño, permitiendo que las mamás se despierten fácilmente cuando su hijo lo necesita.
Desde una perspectiva evolutiva, esta capacidad de las madres para responder de manera rápida y eficiente podría haber sido clave para la supervivencia de su descendencia. Las madres que estaban más atentas tenían más probabilidades de proteger a sus hijos, lo que explica por qué este comportamiento está tan profundamente arraigado. Las madres están programadas biológicamente para estar en 'modo alerta' cuando se trata de sus hijos, especialmente si están enfermos. Estos mecanismos aseguran que pueden cuidar y proteger a sus hijos, anticipándonos a sus necesidades, garantizando su bienestar, incluso en medio de la noche.
¿Eres madre y sabes de lo que te hablo? ¿te sientes identificada? En definitiva, las madres estamos hechas de otra pasta y en esencia… somos especiales.