Miguel Romero

Miguel Romero


Se acabaron la Navidad y los Reyes con nostalgia

08/01/2025

Todo tiene un principio y todo tiene un final, aunque duela dejar marchar los momentos felices. Sin duda, la Navidad, fiesta familiar por excelencia, no siempre es bienvenida para todos. La DANA ha dejado en muchos lugares de España tanta tragedia que ni siquiera las luces, los villancicos, los belenes y los turrones han permitido reencontrarse con esa alegría, perdida por el infierno sostenido. Sin duda, ni siquiera los Reyes han podido compensar a todos aquellos niños, y sí que lo han intentado; labor tremendamente solidaria para muchas empresas y asociaciones que han querido estar en esos momentos tan difíciles.

Para nosotros, en Cuenca, han sido días de bonitos reencuentros familiares, de alegres cenas de empresa y de amistad; de maravillosos belenes dentro y fuera de concurso; de conciertos navideños en conventos, auditorios y calles; de espectáculos inusitados en una programación navideña municipal extraordinaria, para adultos y para pequeños, para mayores y para bebés; sin duda, este 2024 nos quedará grabado como una de las mejores navidades de los últimos años. La iluminación brilló –con excelencia– en calles, alamedas, parques y plazas. Sin duda, la bola de la Plaza Mayor redondeó un colofón catedralicio, con audiciones, villancicos y órgano; las hoces alumbraron el camino de un turismo, que ni siquiera Richard Gere y su familia han querido perderse; el Grupo Torcas inundó de recitales espacios urbanos, sin olvidarnos de Tiruraina en sus recorridos callejeros. Carretería volvió, por unos días, a ser la tradicional de tiempos de antaño, cuando un constante carretear de viandantes sorteaban las innumerables casetas, el tiovivo, el árbol, la cabalgata, los caramelos y cuántos regalos pudieron ser sorteados. Las hermandades lucieron sus belenes. La Diputación y el Edificio Iberia, también.

Los Reyes vinieron en tirolina –tan original como único en el mundo–, viajaron a las pedanías y mantuvieron la alegría de un público que abarrotaba lugares y espacios públicos. Hasta la magia, de Mágico Man y del Mago Albert, provocaron la ilusión que necesitamos para generar una esperanza de futuro en un nuevo año 2025. Enhorabuena a todos cuantos lo hicieron posible y que esa Esperanza re haga realidad.