Apocalipsis 13:18: «El que tiene entendimiento, calcule el número de la bestia, porque es número de hombre, y su número es seiscientos sesenta y seis». De un tiempo a esta parte, casi todos los proyectos de esta ciudad tienen un protagonismo local testimonial si los medimos desde la parte más municipal de su todo. Que si ToroVerde, que si hospital nuevo, que si remontes, ninguno de ellos se bastaría con el sello de Los Arcos y todos se alumbraron bajo el paraguas autonómico. Que no digo yo que no haya proyectos de ciudad desde la ciudad y para la ciudad, pero ni entre todos ellos suman puntos para ilustrar un libro de historia. La Paz medio arreglada, algún refugio antiaéreo nuevo a excavar y un encendido navideño que lució en tiempo y forma mejorando así el del pasado año... Pse.
Más allá, si había un proyecto de legislatura donde se echó el resto, ese era el Plan XCuenca, impensable sin el airbag provincial, sin la red de seguridad regional y sin el paracaídas ministerial. Desde que el PP presentara una cautelar suicida sin mayor ambición que entorpecer una estrategia que, gustara o no, partía de un proyecto sólido y unánime, lo único que ha pasado hasta la noticia de que el Tribunal Supremo pasa de largo ante el torpedo 'popular' es el tiempo. Y cuando solo pasa el tiempo no pasa nada de todo lo demás. En el noble arte de la política es más rentable destruir que construir, igual que en la infame disciplina del politiqueo se gana más mordiendo que lamiendo. Por eso, quienes reciben ahora el misil de vuelta saldrán ilesos y darán por amortizada la parálisis de casi dos años a la que han sometido a la ciudad.
Los ayuntamientos 'populares' recurrentes se limitaron a exponer una supuesta ilegalidad del acuerdo ministerial que alumbró el Plan XCuenca sin llegar a aportar ni un solo elemento probatorio; y ni siquiera presentaron pruebas concretas que demostraran la arbitrarierad o ilegalidad de la estrategia. Si ven este párrafo demasiado técnico para lo que les tengo acostumbrados, no lo firmo yo, lo firma el Tribunal Supremo. Y todo ello en un auto judicial que se alinea con las iniciativas propuestas en el Plan, llegando incluso a comprar la teoría de que servirá para transformar el cierre de la vía de tren convencional en «oportunidades de desarrollo social y económico».
Fue el 21 de febrero de 2023 cuando el Consejo de Ministros dio luz verde al acuerdo que prendía la mecha del Plan XCuenca. Y ha sido 666 días después cuando el Tribunal Supremo se ha pronunciado ante el recurso del PP. No diré que el clima de la ciudad ha tornado en apocalíptico en estos días, pero lo será si los de la parte ganadora no aprovechan esta poderosa arma política que es tener la razón. A los del airbag y la red les toca ahora ofrecer alternativas de transporte solvente; y a los del paracaídas, aumentar las frecuencias de la alta velocidad hacia el este y el oeste. Si la guinda municipal viene en forma de conexión solvente entre estación y ciudad, quizá la apocalíptica parálisis haya merecido la pena.