Leo Cortijo

Leo Cortijo


El eterno debate del movimiento

26/02/2024

Hay zonas de la ciudad en las que la velocidad de los coches roza lo temerario. Y sin el roza, vaya. No hace falta darle mucho al 'coco' para que nos vengan como cohetes a la mente vías como la Ronda Oeste o las avenidas de Reyes Católicos y del Mediterráneo. Hay una calle, Hermanos Becerril, que merece un comentario al margen. A pesar de que los semáforos jalonen su trazado, hay ocasiones en las que esta arteria fundamental parece el circuito de Mónaco, aunque en nuestro caso no haya una chicane ni tampoco un túnel. Bueno, ahora una rotonda más sí... La inmensa mayoría de los conquenses circulan a la velocidad que deben, pero de vez en cuando –más de la cuenta– aparece algún Fittipaldi de la vida y atraviesa la calle de punta a punta a 70, 80 y 90 kilómetros por hora si se tercia. Estas 'carreras' afloran especialmente de noche.

En éste y en otros puntos de la ciudad se echan en falta controles de velocidad. Y no me refiero solo a controles esporádicos de higos a brevas. Hablo de puntos fijos. Un radar que mida la velocidad de todos. Igual estoy equivocado y no sé si la ley lo permite, pero creo que no hay ninguno en toda la ciudad. Las únicas medidas disuasorias en este sentido son los resaltos que pueblan el mapa urbano. Y como para poner radares… Hace ya algún tiempo el Ayuntamiento instaló un dispositivo en algunos semáforos de Fermín Caballero y Cuatro Caminos para medir el flujo de tráfico y la calidad del aire, y algunos pensaron que esos cachivaches eran radares y, ¡sorpresa!, pusieron el grito en el cielo. «¡Qué vergüenza! ¿cómo es posible que pongan radares? Esto es inadmisible…». Ese fue el sentir de muchos. Se tuvo que aclarar incluso para lo que servían y calmar los ánimos.

Por eso, tenemos que preguntarnos realmente qué es lo que quiere Cuenca en este sentido. ¿Cómo queremos movernos por nuestra 'casa'? La movilidad ha sido uno de los caballos de batalla de todos y cada uno de los equipos de Gobierno que recuerdo. Desde hace años hablamos de este plan, del otro y del anterior. Una movilidad sostenible que apueste por el uso del transporte público, de la bicicleta o, directamente, el movimiento a pie. Pero, ¿estamos preparados para ello? Seamos honestos: en esta ciudad, en la que todo está a tiro de piedra, vamos del servicio a la cocina hasta con el coche. ¿Cuenca es una ciudad que permite desplazarse en bicicleta? Preguntémoselo a los cuatro (es un decir, pero tampoco son muchos más) que lo hacen, a ver qué nos dicen. La movilidad, otro de esos sempiternos debates made in Cuenca.