Ayer, a las tres menos cuarto de la tarde, cuando no pocos conquenses 'dormían' los quehaceres nocturnos de la última noche de San Mateo, recibimos el otoño. Ahora sí que sí, empieza el curso como Dios manda. En esta ciudad el verano se alarga hasta que se esconde el último pitón enmaromado que nos recuerda la victoria alfonsina y los biorritmos de la política municipal no carburan como realmente deben hasta entonces. Es más, entre San Julián y San Mateo hay como una especie de 'sí pero no', un agujero negro que se traga todo lo que sucede en el particular universo conquense. Todo lo relevante que pueda suceder durante las tres primeras semanas de septiembre es menos importante de lo que parece. Y, ojo, que cosas pasan...

Hay designaciones, como por ejemplo las recientemente conocidas por este diario para el Tribunal Económico Administrativo Municipal que tienen un gran trasfondo y mucho, pero mucho, significado. No solo porque supongan movimientos en la conformación de una bancada, sino porque además es una clara declaración de intenciones en la otra de cara a uno de los Tourmalet que todavía están por escalar, como son los presupuestos municipales. De hecho, habría que hilar fino para saber si el escalador en cuestión todavía está a las faldas de esta montaña o ni siquiera tiene montada la bicicleta y todavía no ha dado ni una pedalada. Lo que sí parece claro es que ese nombramiento en cuestión allana un poquito la categoría del puerto. 

Y hablando de presupuestos, en otra dimensión, el Gobierno central está intentando hallar la cuadratura del círculo para sacar los suyos adelante. Si lo de Cuenca es el Tourmalet, lo que tiene por delante del Ejecutivo para 'cuadrar' las cuentas es el Galibier, el Mont Ventoux y el Alpe d'Huez de una atacada y sin avituallamiento. Ayer, la delegada del Gobierno en la región, Milagros Tolón, aseguró que si finalmente el PP no vota a favor de la senda de estabilidad presupuestaria, Castilla-La Mancha perderá 230 millones de euros y el Ayuntamiento de Cuenca, en concreto, tendrá en torno a 3,2 millones de euros menos de capacidad de gasto. La emisaria de Sánchez en territorio regional se apresuró, en una intempestiva nota de prensa, a pasar la 'patata caliente' al PP por cómo éste quiere hacer pagar el peaje de la financiación singular de Cataluña al presidente. Bueno, vale. Alguno, puede que con más tino, tildó los resultados del 23-J como diabólicos. Pues eso.