Siempre me ha llamado la atención el barrio de San Antón. Creo que es el más auténtico de la ciudad, sobre todo, de los situados extramuros de la ciudad antigua, nacido al amparo de una ermita dedicada a la Virgen de la Puente, un convento de antoneros que se ubicó algo después, para atender las necesidades de los más pobres y, especialmente, el tratamiento de aquella curiosa enfermedad del centeno, llamado 'Fuego de San Antonio' que asoló a una gran parte de la ciudad en tiempos de hambruna. En su caserío de origen, alguna casa de molineros y alfareros dieron vida a sus primeros vecinos.

Es cierto que este barrio siempre fue el más olvidado por eso de albergar a gente pobre, pero también es verdad, que este barrio tiene una fuerte personalidad manifestada por sus gentes de siempre, los que se sienten orgullosos por haber nacido allí, los que provocan sinergias para mejorar su calidad de vida y los que ahora quieren que este lugar sea una referencia cultural y de vida.

Ahora, la iglesia de la Virgen de la Luz, barroca en sus reformas, extraordinaria en su arquitectura, llena de espiritualidad y en la que varias cofradías de Semana Santa tienen sus imágenes, acogerá una serie de actos que la junta directiva de su cofradía está realizando con vistas a ese 75 aniversario de la coronación de la imagen. Por eso, aquella Virgen de la Puente en sus orígenes del siglo XIII y ahora, Virgen de la Luz, desde el siglo XVIII, tienen su protagonismo en este 2025, y un grupo de conquenses, devotos, creyentes y fieles a sus tradiciones inician este próximo lunes 20 la inauguración de un amplio programa de actividades y propuestas, comenzando con la presentación del cartel, logo y revista de ese 75 aniversario de la coronación canónica de esta ilustre copatrona de la ciudad.

San Antón vuelve a estar de moda y lo está para bien. Sus gentes, acostumbradas a revivir momentos de tradición y sin tardar, porque el santo patrón de esta barriada cumplirá festividad el próximo 17, siente ahora que también la Virgen de la Luz quiere ese protagonismo que la historia le ofrece. 

Revista, exposición de recuerdos, enseres, documentos, actos religiosos y procesionales, protocolos de acción, documentales y otras actividades llenarán un año 2025 en base a una devoción y un sentimiento, provocando lo que un pueblo necesita para reforzar su espiritualidad en tiempos de contrariedades. Enhorabuena a los organizadores.