Podríamos iniciar este artículo, que no pretende más que refrendar el homenaje que merece nuestra Guardia Civil, en este día de su patrona -celebrado ayer día 12, festividad de la Virgen del Pilar- y que vuelve a poner en valor los múltiples atributos, virtudes y beneficios que este benemérito cuerpo de seguridad ciudadana, sobre todo en el ámbito rural, ofrece en el acontecer diario a la sociedad española. Y lo podríamos hacer con las palabras que el Subdelegado de Gobierno, don Juan Rodríguez Cantos, manifiesta en el Prólogo que gustosamente le pedí en su momento: «Todos conocemos la importancia en nuestras sociedades, en nuestra vida cotidiana, de los servicios esenciales en las épocas de crisis, como la actual pandemia por coronavirus, que arrastramos desde el mes de marzo. Entre estos servicios esenciales, también hemos de destacar la labor y el trabajo continuado de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y, en nuestro caso, del Cuerpo de la Guardia Civil. Han sido múltiples los servicios y tareas encomendados por el bien de toda la ciudadanía, y ejecutados con profesionalidad y abnegación».
Por eso, fue especial el reencuentro en el espacio de la Hípica conquense, porque los actos fueron solemnes, tal y como bien merecen, se ofició la Misa solemne en honor de esa patrona, se refrendó la labor que siguen prestando y se extendió por la atmósfera de aquel lugar, un halo de esperanza por seguir manifestando su servicio incondicional e imprescindible.
Y es que han sido dos años difíciles para nuestra sociedad, expuestos a resolver las situaciones dramáticas y de urgencia social que el Covid 19 nos ha condicionado y esa razón ha vuelto a poner en valor todos nuestros condicionantes como personas, en ámbitos reales, en situaciones complicadas, en deseos de seguridad y convivencia y en todo aquello, que una sociedad moderna exige.
Cuenca, su comandancia y en este caso, su principal mando, el teniente coronel Fernando Montes como primer jefe de la misma, puso en valor a sus fuerzas, atentas siempre a las necesidades, dispuestos a ofrecer las cualidades que como miembros del benemérito cuerpo exige y requiere, esas mismas virtudes que yo aplaudo y que yo valoro en toda su extensión, porque ellos, sus familias y sus trabajos han sido y serán, ejemplos vivos del servicio a los demás, a veces ofreciendo más de lo que la propia condición laboral les exige, porque en ello está ese reconocido eslogan de «Todo por la Patria», entendiendo el concepto de Patria como ese valor intrínseco que una sociedad como la española requiere y merece.
Vaya pues, para todos los miembros de la Guardia civil, desde el primer mando hasta el último eslabón, mi agradecimiento, mi felicitación y mi homenaje personal y particular, por lo que hacen, por lo que exponen, por lo que ofrecen y por su grandeza como seres humanos, en valor, presteancia, humildad, razón, sentimiento, sufrimiento, humanidad y bonhomía.