En las últimas décadas, las principales causas de muerte han sido eventos coronarios y cerebrovasculares. Mantener la frecuencia cardíaca (FC) bajo control puede ser un factor crucial para prevenir estas condiciones. Pero, ¿cómo se regula la FC y cuáles son los factores que podemos modificar para mejorarla? Existen factores no modificables que influyen en la FC, como la edad, el sexo y la genética. Sin embargo, hay otros aspectos que sí podemos modificar, como los niveles de colesterol, la presión arterial, el tabaquismo y el índice de masa corporal. Estos factores, a su vez, pueden abordarse a través de cambios en el estilo de vida.

Diversos estudios han demostrado que existe una relación inversa entre la FC y la expectativa de vida: a mayor FC, menor expectativa de vida. De hecho, un incremento de solo diez latidos por minuto, por ejemplo, de 75 a 85 latidos por minuto, puede aumentar el riesgo de mortalidad cardiovascular en un 11%, el riesgo de cáncer en un 8%, y el riesgo de muerte por otras causas en un 20%.

Pero, ¿cuál es la FC ideal? Los rangos convencionales sitúan una FC normal entre 50 y 90 latidos por minuto, pero éste es un rango muy amplio. No es lo mismo que el corazón lata 65 veces por minuto que 87, ya que el gasto cardíaco varía significativamente. Según la evidencia más reciente, la FC en reposo ideal debería ser igual o inferior a 80 latidos por minuto en mujeres, y 70 latidos por minuto en hombres.

En términos de recomendaciones, la actividad física es clave. Un artículo de 2022 subraya la importancia no solo de realizar ejercicio, sino también de reducir el tiempo que pasamos sentados. Un aspecto importante es que, incluso si pasamos muchas horas sentados, más de 60 minutos de actividad física diaria proporcionan una protección cardiovascular significativa. La Asociación Americana de Cardiología sugiere al menos 150 minutos de ejercicio moderado a la semana. Consejo: siéntate menos y muévete más.