Miguel Romero

Miguel Romero


La Custodia de Becerril, en el recuerdo de la historia de Cuenca

14/06/2023

Este domingo pasado, la procesión del Corpus Christi nos trajo a la memoria histórica el recuerdo de aquella joya de Arte Religioso que fue la Custodia de Cuenca o Custodia de Becerril.

A finales del XV y especialmente en el siglo XVI, la Tierra de Cuenca se encontraba en plenitud económica gracias a la buena lana de sus rebaños y, por tanto, con un desarrollo textil de alta trascendencia. Tal es así, que numerosos artesanos, plateros, maestros de obras, entalladores, pintores y escultores llegaron a la ciudad conquense para realizar trabajos de encargo, en gran parte, por el Obispado, y compensar así su deseo de prosperar en su negocio como tal.

Entre esos artesanos, llegaría la familia Becerril, orfebres y plateros, procedentes de Paredes de Nava, cuyos hijos, especialmente Francisco, llegaría a alcanzar una reconocida fama de ilustre platero.

Por tanto, este hijo mayor, Francisco Becerril, nació en Cuenca en el año 1949 y contraería nupcias con Luisa Álvarez, hija del también platero Alonso Álvarez. El matrimonio tuvo siete hijos, de los cuales uno de ellos, de nombre Cristóbal, seguiría los pasos de progenitor, ayudándolo en la mayor parte de sus excelentes trabajos.

Francisco y su hijo Cristóbal tendrían el taller en el barrio de Santa Cruz, con dos casas, una situada en la calle de la Correduría (hoy Alfonso VIII) y la otra en la calle de la Pellejería, lugar donde tendría el principal taller.

Su obra más importante fue la Custodia de asiento, encargada por el obispo Diego Ramírez de Fuenleal o de Villaescusa, obra que empezaría a realizar a partir del 25 de marzo de 1528, acabándola en 1573.

Con casi un metro de altura, con plata repujada, moldeada y decorada con cintas planas, cincelado, grabado y dorado, era una maravilla según citan las crónicas. Desfilaría cerca de 250 años por las calles de Cuenca. Sin embargo, la obra sería destruida por las tropas francesas del mariscal Colincourt, después que había desfilado por última vez por las calles de la ciudad el 16 de junio de 1808, día del Corpus escoltada por las mismas tropas francesas del mariscal Moncey, en esas paradojas de la vida. Parece ser que pequeños fragmentos de la misma pueden estar en el Museo Victoria&Albert de Londres.