Cierto es que vivimos en un mundo globalizado. No hay duda, que así es y lo que supone en muchas ocasiones una deshumanización, un proceso irreversible de descapitalización o una contradicción en el ámbito de la igualdad social del mundo, en otros muchos aspectos es un valor añadido que provoca y potencia sinergias de sentimiento, convivencia, equidad, inclusión y solidaridad común.
Cuenca será prueba de ello, mañana jueves, cuando sesenta congresistas, naturales de quince países de América, tanto del Norte, con Utha y Oregón, como del área caribeña con República Dominicana, Puerto Rico y México o del cono sur con Venezuela, Colombia, Perú, Argentina, Guatemala, Uruguay, etc., visiten la ciudad, sus encantos patrimoniales, sus Museos, sus calles y callejas con esos Rincones de Leyenda, su catedral o su Museo de la Ciencia, lugar donde van a celebrar el Encuentro literario y poético, con música y entrega de Diplomas por las autoridades a cada uno de los asistentes, en una muestra de convivencia, de amor fraternal y de unión por la paz entre aquellas comunidades unidas por el mismo idioma: el español.
Uno se siente orgulloso de haber conseguido que nuestra ciudad entre en ese circuito del IV Congreso Mundial de las Letras Hispanas, y para mí como Padrino del mismo, un sentimiento de fraternidad por lo que puede y debe suponer que el mundo –metido en guerras sin sentido- pueda, de vez en cuando, hacer muestra de universalidad y convivencia sin distinción de razas, ni culturas, ni géneros.
Este Museo Regional de las Ciencias de Castilla La Mancha va a ser el receptor de esta actividad y desde aquí mi agradecimiento especial a sus responsables por ello. Este edificio adaptado en 1999 para esta finalidad, asentado sobre construcciones medievales y barrocas, desde aquellas Casas Viejas del palacio de los Hurtado de Mendoza, y después Asilo de Ancianos en el siglo XX o sobre fachadas hacia Zapaterías, acogerá mañana un universo de culturas y razas para potenciar la cultura como base de unión de pueblos del mundo.