Javier Caruda de Juanas

Javier Caruda de Juanas


La ecuación

14/11/2024

El pasado martes se presentaba el IV Ciclo de Adviento organizado por la Semana de Música Religiosa. Cuatro años que han permitido asentar, de una manera firme y discreta, una oferta concertística de altísimo nivel en lo que siempre hemos denominado el puente de la Inmaculada. Es una razón más para disfrutar de la ciudad con el encanto de la luz invernal que confiere a Cuenca un carácter especial. Si se pudiera hacer coincidir con una iluminación navideña apropiada y un mercado al estilo europeo (salvando las distancias), unos tendrían una razón para venir y otros para quedarse. Claro que eso es harina de otro costal. Centrado en la biblioteca de La Merced, escenario del que sentirse especialmente orgulloso, y recuperada para la causa musical la Iglesia de la Virgen de la Luz antes de acometer su reparación, se ofrece un programa que abarca obras desde el medievo hasta la actualidad, haciendo una especial parada y fonda en el siempre omnipresente Bach. Poco más hay que decir sobre artistas elegidos y obras seleccionadas, aunque quizá podría completarse la presencia de las hermanas Martínez Gabaldón en el primer concierto del ciclo con la participación de los músicos conquenses especializados en este tipo de obras dentro del Coro y Orquesta de la SMR. Al menos deberían haber tenido la oportunidad de poder participar en ambas agrupaciones. Sería una magnífica manera de mimar el talento musical conquense que, precisamente, se quiere atraer ofreciendo a los alumnos del conservatorio y escuela municipal entradas a precios especiales. En fin, parece que en este mundillo es más sencillo triunfar fuera de Cuenca. Lo que no dejará de chocarme nunca es la cantidad de conciertos que se programan a lo largo del año en nuestra capital. Tan solo hay que fijarse en la pasada edición del ciclo Cuenca, Cultura a cielo abierto que se celebró durante los pasados meses estivales. 

La programación se sustentaba, casi en exclusividad, en diversos estilos musicales pasando desde la formación sinfónica a la trascendente intimidad del cantautor, desde el ritmo caribeño hasta la languidez del fado portugués. No hay evento que se precie en el que la música no sea elemento fundamental. Haciendo un símil matemático, este sería el primer término de una ecuación sin solución. El cruel anuncio de la instalación en Cuenca del Conservatorio Superior de Música de Castilla-La Mancha, que duró lo que va desde 2011 a 2013, sería ese segundo término. Sin embargo, no se dudó en crear la Escuela Superior de Arte Dramático de Castilla-La Mancha siendo la programación teatral bastante inferior a la musical. Tercer término de la ecuación. La instalación de la ESAD en Cuenca me pareció una noticia magnífica, sin lugar a dudas, pero no deja de llamarme la atención esas ecuaciones que los políticos de turno convierten en incomprensibles para los ciudadanos de a pie. 

Como buena ecuación, falta despejar la X. ¿Seremos capaces alguna vez de hacer que la realidad ciudadana coincida con una buena gestión política? Esperemos. De momento nos birlaron el Superior de Música igual que yo me las vi y deseé para entender las dichosas ecuaciones.