En la ciudad de Cuenca, a pesar de los pesares, sigue habiendo cultura. Y digo esto porque la crítica vecinal siempre es negativa, y sin embargo los que nos dedicamos a gestionar cultura provocamos proyectos y actividades a lo largo de cualquier periodo estacional. Cierto es que deberíamos de consensuar, ponernos de acuerdo y reactivar mecanismos que permitieran dar a conocer las programaciones de las diferentes instituciones, colectivos o gestores con el tiempo suficiente para evitar el solapamiento en día y hora, algo que suele repetirse a menudo, por desgracia.
En este caso, el reformado Edificio Iberia por el Gobierno regional, edificio bello en su estructura y situado en el centro de la ciudad, está albergando una magnífica exposición, inaugurada el pasado viernes 27 con la presencia de autoridades y fotógrafos, donde más de cincuenta fotografías en blanco y negro ocupan sus amplias paredes como prueba de un esmerado, curioso y brillante trabajo realizado por los fotógrafos Diego Castillejo y Jesús Cañas. Os animo a visitarla.
En esta exposición, cada uno de sus autores ha plasmado su visión personal de un emblemático lugar conquense, la Carretería, esta calle comercial que, como eje vertebrador de la ciudad nueva, ha sido lugar lleno de vida comercial, de ocio, de entretenimiento y de cultura, a lo largo de siglos y que ahora parece dormir en el letargo de ese cambio socio-económico que nos trae una modernidad equivocada en muchos aspectos, pero definitoria por necesidad, y que sin duda mantiene ese sabor popular y urbano que hizo de la Cuenca del siglo XX punto de encuentro, de reafirmación de la identidad conquense y de todo cuanto una ciudad genera como personalismo propio.
Sin duda, un proyecto ambicioso, elegante, dinámico, llamativo y sugerente, plasmado en unas excelentes fotografías donde es más necesario 'mirar' que 'ver' para encontrar su dimensión evocadora, personalista y llena de elementos curiosos y sorprendentes, que se complementan con un catálogo-libro, editado por el Ayuntamiento de Cuenca.
Un gran trabajo de Diego y Jesús, dos excelentes fotógrafos conquenses. Enhorabuena.