Nos dice César González Ruano (pp. 62) de su Guía de Cuenca, editada por Planeta en 1956, «que lo primero que llama la atención del visitante, una vez que entra en la Sala Capitular de la catedral conquense, son sus puertas de nogal, tallas de muy segura atribución a Berruguete, puertas de las cuales afirmó Antonio Ponz ser cosa digna de guardarse en un relicario». Una vez que has recorrido la nave lateral derecha y llegas a la girola catedralicia, en este caso, doble girola, te encuentras dos dependencias de amplitud importante: una, es la Sacristía Mayor, ahora convertida en parte de ese museo vivo que es nuestra magnífica catedral gótica conquense y la otra, esta Sala Capitular, reconvertida en Sala de actos y conferencias.
Esta Sala Capitular tiene además un maravilloso artesonado mudéjar de rica madera, pintando en color pastel, posiblemente para dar mayor luminosidad a la sala, mientras que sus paredes están bellamente adornados por unos cuadros de gran tamaño que representan a los apóstoles y que según González Ruano, sean obra del pintor Andrés de Vargas, dando sensación en su adorno de bellos tapices a pesar de ser pinturas al óleo. Sin duda, la que fuera Sala de reunión del Capítulo, es decir del Cabildo Catedralicio para conversar sobre la administración de la catedral, es ahora, una sala cultural, dedicada en aquellas necesidades que requiera la labor cultural y artística que este magno edificio tiene por norma llevar a cabo en los últimos tiempos.
Y así fue, como el pasado sábado, a las 19,30 horas, la Real y Antiquísima, Ilustre y Venerable Hermandad de Nuestro Padre Jesús (Nazareno del Salvador), presentaba ante una sala abarrotada de público, el nuevo sudario realizado por el especialista y escultor de arte sacro, Javier Viver, quien por medio de un vódeo explicaba la obra presentada, justificando cada uno de los aspectos que definen la singularidad de una pieza como esta. Y luego, el diseñador conquense Eduardo Ortega (Señorito Ortega) presentaba, con una exhaustiva explicación de base histórica, la realización del vestido y manto que en su taller de moda ha realizado para la Verónica, imagen que forma parte del grupo de pasos de esta venerable hermandad, expresando con sutileza las múltiples fases de diseño y costura que unas piezas tan valiosas exigen.
Sin duda, una muestra más del rico Patrimonio que nuestra Semana Santa tiene y que acentúa, todavía más, ese valor inconmensurable que Cuenca puede ofrecer a cada fiel devoto, conquense o visitante, demostrando que la riqueza intrínseca de nuestro imaginario religioso tiene además, apuestas de grandes artistas que saben conjugarlo, ponerlo en valor y ejecutarlo con maestría y definición. En este caso, Javier Viver y Eduardo Ortega. Enhorabuena Hermandad del Jesús del Salvador y enhorabuena artistas.