A lo largo de la semana pasada, en el acogedor espacio de la iglesia de la Merced, lugar emblemático que conforma ahora, la planta alta de la Biblioteca del Seminario Conciliar de San Julián, se han escuchado voces y acordes maravillosos dentro del III Ciclo de Conciertos de Adviento que la gerencia de la Semana de Música Religiosa ha preparado con todo lujo de detalles.
Miradas de recogimiento y anhelo, por el pianista conquense de rango internacional Mario Mora, con sus Preludios Corales, iniciaba este Ciclo el martes 5, continuaba el grupo británico de música antigua Gothic Voices con su espectáculo Nowel synge ww al and som, el jueves, sin olvidar que al día siguiente los integrantes del Collegium Musicum de Madrid nos ofrecían O dulce y gran contento.
Y finalizaba este sábado, cerrando en este escenario único, con ese Concierto Poético, heterogéneo grupo de más de diez países, cuya virtuosidad musical nos elevaba al infinito con esas Cantatas de Johann Sebastián Bach.
Sin duda, los Mercedarios Descalzos de la Fuensanta cuando se les ofreció este maravilloso espacio y lo ocupaban a partir del siglo XVIII, una vez remodelado lo que daba vida a los espacios palaciegos de los Marqueses de Cañete, estarían orgullosos de ver cómo la música alcanza aquí un elevado sincronismo entre espiritualidad, devoción y belleza, mientras Fray Domingo Ruiz, autor posible de su espectacular fachada y asomado en ese balcón que adorna el crucero, se sentiría feliz de ver cómo su cúpula elíptica se llenaba de letras musicales.
Nichos entre los contrafuertes, bóveda de medio cañón con lunetos y arcos fajones, y esa excelente cúpula elíptica citada con decoración de tipo geométrico alberga un elegante espacio, propiedad del Obispado.
Se marcharon en 1835 obligados por la Desamortización de Mendizábal, pero no podían imaginar que este lugar de recogimiento y devoción, ahora puede