Y el Barrio de San Antón empezará a nacer como tal a lo largo de este siglo XV y especialmente, en el XVI. Las ollerías y tenerías empezarán a ubicarse a lo largo de la actual calle de San Lázaro, llegando hasta la Fuente Santa y la Cruz del Bordallo.
Un poco más tarde, se construirá detrás del hospitalillo de San Antón, el hospital de San Jorge, dedicado al cuidado de las mujeres de la calle, sustituyendo a las mancebías que estorban el culto que la Virgen de la Puente recibe por parte de muchos fieles conquenses, "...por hacer allí durante el culto, sus actos deshonestos".
Una importante senda iba desde la ermita hasta la última ollería, en lo que hoy es calle San Lázaro y que en algún documento puede aparecer "...una huerta, parral y viña, encima de la Puente del Canto, bajo la ermita de San Antón", documento de 1514, y luego hasta el paraje de la Guindalera que pertenecía a la iglesia.
Muchos eran las alfares o hornos de barro que allí se ubicaron y gracias al caudal que presentaba el río siempre, en base a la presa, permitía esa actividad onerosa. En 1556 se cita una ollería que era de Hernando del Monte, cantarero, que lindaba con otra de Cristóbal de Alarcón (AHP, 1561, nº 48 f. 70). Caminaban en gran parte, desde la ermita hacia el puente de los Descalzos, es decir, en dirección contraria a lo que luego recibirá el nombre de calle de las Ollerías.
La existencia de la ermita de Santo Toribio es una realidad a mediados del siglo XVI. En un censo del convento de San Antón ya aparece, junto a otras casas que son morada y que están al lado de la cruz del Bordallo, lindando con un camino real y los Lavaderos que estaban al lado del Moscas.
Los viñedos siguen abundando camino de Nohales y Casasola, sobre sus laderas especialmente que ya en el siglo XIII se citan pagos, siguiendo en el año quinientos con plena actividad, apareciendo también en lo que se llamará Buenavista y la Fuensanta.
Sin duda, era importante el camino de entrada que había desde el llamado Estrecho del Bordallo, al lado del convento de la Merced allí ubicado, como paso de carreteros y mucho tráfico de entrada a Cuenca por el puente del Canto. En 1556 los mercedarios otorgaban un censo a un tal Francisco de Arribas, consistente en un solar de casas situado en el cerro que está delante del Humilladero, en el camino que va a la cruz del Bordallo (AHP Desamortización, nº 428).
El Humilladero como tal, se conformaba en un templete cuadrangular sencillo y abierto, aunque en algún caso se habla que la Cruz del Bordallo es un pequeño templete cerrado y eso nos puede llevar a la confusión de que se tratara de la ermita de la Virgen de Belén, (que cita Muñoz y Soliva, en 1860, pp 58), situada entre las alcantarillas de las alfarerías y la que hay más allá. Confusión al analizar a Van Wyngaerde, pues el templete hexagonal con amplias ventanas se puede referir a esta ermita, que seguramente es una confusión al no haber estado ahí situada nunca, ya que mucho después, los documentos más fehacientes la ubican en el cogollo del cerro de San Antón y no tanto en la Fuensanta. Así crecerá, entre el XVII y el XVIII el barrio que hoy conocemos como San Antón y que luego albergará la Virgen de la Luz.