Leo Cortijo

Leo Cortijo


Bifurcación en clave de dibujos animados

10/06/2024

Supongo que mientras lee estas líneas ya habrá tenido tiempo más que de sobra para ser sufrido receptor de infinidad de debates sobre los últimos resultados electorales como sujeto de análisis. Vivimos anestesiados entre elección y elección. En un año las hemos tenido de todos los colores y en todos los ámbitos. Municipales, autonómicas, nacionales y, ahora, europeas. No sé si les habrá tocado votar también al presidente de su comunidad de vecinos o a la presidenta del AMPA del colegio en el que estudian sus hijos, porque entonces ya lo suyo es de premio gordo. Aunque bueno, en estos últimos casos se han ahorrado la campaña electoral, que al fin y al cabo es lo más 'pestiño' de este círculo vicioso en el que parecemos estar inmersos y que nos hace atesorar proceso electoral tras proceso electoral. Ya saben, la vida es eso que pasa entre elección y elección. Votamos por encima de nuestras posibilidades.

Pero hoy no vengo a analizar el resultado de las elecciones de ayer, que de eso vamos sobrados. Al final, todo depende de cómo se mire el vaso, si medio lleno o medio vacío. En política, tras cualquier votación, suelen ganar todos los actores. O, al menos, eso dicen. Pero vaya, que me voy de lo verdaderamente importante y en lo que quería centrar este tiro...

Por estas fechas, un tal Isidoro Gómez Cavero se prometió a sí mismo un examen de conciencia para escudriñar el primer año de esta segunda legislatura como parte del equipo de Gobierno. Un examen que debía aprobarse con una nota de corte mínima para que todo siguiese como está, no hubiera sobresaltos y el poder siguiera anclado en el binomio Dolz-Cavero. El médico está inmerso en ese viaje introspectivo que debe terminar en una bifurcación. «Sí, continuamos» o «No, rompemos». Como en esas películas de dibujos animados en las que el protagonista navega por un río inhóspito y ante sí aparecen dos caminos posibles. De la correcta elección de uno de ellos dependerá la consecución de la meta. El protagonista debe elegir entre el camino que en la película se pinta más difícil, con el mar embravecido, una fuerte tormenta y piedras en su camino; o el más fácil, con el agua en calma, sin obstáculos y un sol resplandeciente en lo más alto. ¿Qué elegirá el protagonista de la historia? Pues depende de la película que quiera y así puede pasar, que haya final triste o final feliz. Seguro que usted, como espectador (y votante), tiene claro qué camino tomaría. Seguiremos informando...