Dedica cinco minutos del día a intentar imaginarte la vida que te gustaría vivir, y empieza a visualizarla cada vez con más claridad. No me refiero a una vida estrambótica ni para impresionar a nadie, sino para tener la oportunidad de vivir la vida que te gustaría vivir. Conforme lo practiques, llegará un momento que empezarás a sentirlo, empezarás a enamorarte del proceso, sabiendo que aún no se ha hecho realidad, pero que es posible esta ensoñación, porque pensarlo es el primer paso para conseguirlo, y empezarás a actuar en consecuencia. 

Comprobarás que cosas absolutamente sorprendentes te empezarán a pasar. Y esto te lo digo porque lo he vivido. Yo soñé y ahora es mi realidad. Y hoy por hoy sigo soñando todos los días, y la vida no deja de demostrarme que es posible y que soy capaz. Pero esto no es la panacea, ni la receta del éxito seguro; es ponerte en las mejores condiciones para que algo extraordinario te pase.

Este ejercicio es el primer paso para que sucedan cosas increíbles y sorprendentes. El cambio empieza en tu mente. Tu cerebro no diferencia completamente entre un evento imaginado y uno vivido, por lo que un pensamiento recurrente refuerza su percepción de realidad. El hecho de pensar en algo hace que para tu cerebro esto ya ocurra, ya que se activan circuitos neuronales similares a los que se activarían si la experiencia fuera real, cambiando tu bioquímica interna, influyendo en tu conducta, en tu estado de ánimo y en la toma de decisiones.

Soñar despiertos es una actividad mental que todos experimentamos en algún momento, y este proceso está vinculado con la planificación y la simulación de escenarios futuros, lo que nos ayuda a prepararnos para desafíos y tomar mejores decisiones. Y esto ocurre gracias a la acción de la «red neuronal por defecto». A mayor actividad de esta red, mayor capacidad de resolución de problemas y creatividad. 

Permítete momentos para soñar; ésta puede ser una herramienta poderosa para mejorar tu calidad de vida.