Pensamos que este momento no va a llegar. Y nos equivocamos, pero es humano. Tenemos esa sensación porque durante tantos y tantos meses lo vemos tan alejado en el tiempo... Tendemos a creer que transcurrirán océanos de distancia hasta volver a sacar túnicas y capuces de los armarios o poner nuestros pasos en andas. Lo echamos tantísimo de menos... Para intentar sobrellevarlo –y digo bien: intentarlo– nos sujetamos a todo lo que nos rodea, que sea lo que sea, nos conquista con aires nazarenos. ¡Cómo nos reconforta! Seguro que saben de lo que hablo: Esa fotografía familiar en el salón de casa que miramos y remiramos con la intención de animar el ritmo de las manecillas del reloj. Tristemente, a alguno de los protagonistas de esa instantánea ya lo echamos en falta. Su pérdida es nuestro desvelo. Su añoranza, nuestro único consuelo. Con todo, esa foto nos recuerda cómo vivimos la maravillosa sensación que recorre nuestras entrañas minutos antes de que suene el primer golpe en el banzo. Tranquilo hermano; tranquila mamá; tranquilo abuelo... llegará.
Y así ha sido. Cuenca descuenta las horas para su gran semana. Desde hace algunos días ya se nota en el runrún de una ciudad que vive por y para ello. Una vez descorchada la Cuaresma, actos nazarenos de todo tipo nos han inundado. Se cuentan casi por decenas las exposiciones y los conciertos de marchas, pero ha habido todo tipo de actividades en el seno de las hermandades. Para todos los gustos y para todas las edades. La lista es tan larga que resulta imposible enumerarla. Y eso se nota en el día a día del corazón de una Cuenca que ahora, más que nunca en el conjunto del año, late de una forma especial. No quiero robarle el estribillo a Sevilla, pero la realidad es que Cuenca, durante estos días, tiene un color especial.
Y en éstas, mañana La Tribuna presenta en un gran acto en el Museo Paleontológico su especial de Semana Santa, Miserere. A la puesta de largo de esta publicación –que este año bate todos los récord llegando prácticamente al centenar de páginas– está llamada una representación notable de todos los estamentos de la sociedad conquense. La comunidad nazarena podrá saborear el 'aperitivo' de un Miserere que se repartirá en masa, en nuestros 50 puntos de reparto, el próximo Viernes de Dolores. En el acto, además, se premiará el compromiso con la Semana Santa de Juan Carlos Aguilar, Mar Brox, Martín García y el festival Lux in Tenebris. Se viene algo grande... Ahora sí que sí: ya huele a cera.