Cabritillos, cabritillos, dejadme entrar... Decía un enajenado Jack Torrance antes de reducir a astillas con un hacha la puerta del baño en el que se refugiaba su mujer, Wendy. ¡Aquí está Jack!, exclamaba en una de las escenas más icónicas de la historia del cine. Lo que pasaba en el Hotel Overlook condicionó gran parte de mi existencia durante mi niñez. Soy de esa generación de niños que, como sublimación de la travesura (madre mía, qué pena), pedía a un joven mayor de 18 años que nos alquilara en el videoclub del pueblo una película de miedo para verla en el vídeo VHS de uno de la pandilla. El Resplandor siempre fue una de mis preferidas, y la voy a utilizar como gancho para escribir esta Carta del Director. Para otro día dejo El Exorcista, que también ofrece juego y que, dependiendo del caso, podría valer para hablar de lo que nos ocupa, la dichosa política.
Dichosa en el más figurado de los sentidos... En la cinta de Kubrick, Jack persigue a su familia para consumar sus delirios mentales, como ahora los ciudadanos se ven perseguidos por otra campaña electoral. Sí, ésta, como le sucede al mítico personaje que interpreta Jack Nicholson a las mil maravillas, también está aquíiii... De hecho, ya hemos digerido las primeras horas de contienda. Es cierto que cuando la cita con las urnas marca los designios de Europa, aunque en el fondo sea realmente importante, la ciudadanía no termina de ver ese proceso con la intensidad de unas autonómicas o unas municipales. Y además, con todo lo que está cayendo, es más que normal que tanto mitin, tanta pegada de carteles y tanto mensaje político terminen por hacerse bola. Demasiada bola. Hace un año, la sociedad votaba para elegir alcaldes y presidentes de autonomía... lo que no imaginaba es que también iba a elegir, en plena canícula y de forma increíblemente inesperada, al presidente del Gobierno... Los ciudadanos, como los periodistas, tenemos la sensación de que la vida es eso que pasa entre campaña y campaña.
No sé si terminaremos como Jack, Wendy o el pequeño Danny, que era el más volátil (buen eufemismo) de todos. No sé si hasta que llegue el 9 de junio desarrollaremos ciertos poderes psíquicos que nos permitan leer los pensamientos, comunicarnos telepáticamente y tener visiones proféticas y aterradoras... Si veo a las dos gemelas en alguno de los pasillos de mi casa, me da algo. Así que, por favor, no. Llevemos la campaña lo mejor que se pueda. Con coherencia y racionalidad.