Había que estar... y se estuvo. Y no había que estar por estar... y también se cumplió con esa máxima. Ayer, día grande para el 'conquensismo' por la celebración de San Julián, –nuestro insigne y muchas veces olvidado patrón– fue el día de la provincia en Fitur, el escaparate mundial más importante dentro del sector turístico. Por razones más que obvias, este territorio que vive casi en exclusiva de ello, ofreció una notable dimensión y, además, en lo que respecta a la apuesta municipal, con dos grandes aciertos. El primero de ellos es el vídeo promocional, dedicado a la figura del irrepetible Fernando Zóbel y bajo el título –utilizando palabras del propio artista–, Cuenca, profunda fascinación. El spot, acertadamente disruptivo y espectacularmente rompedor, sintetiza la esencia de Cuenca con un resultado sobresaliente. Lejos quedan las producciones que centraban únicamente el tiro en imágenes bucólicas y músicas oníricas como único punto reseñable. Este vídeo tiene eso, claro está, pero contado de una forma totalmente diferente. Quiebra los esquemas habituales y eso, cuando parece imposible ya darle la vuelta al calcetín, es de admirar.
El segundo gol por la escuadra es la Oficina de Turismo Virtual, algo hasta ahora totalmente desconocido para el sector en esta ciudad, pero que la ubica en la primera línea de batalla y que, sin ninguna duda, supone una muy buena piedra de toque para posicionarse como un destino de interior de primer orden. Se trata de un espacio virtual que permite al espectador pasear por la ciudad y comprobar todas sus bondades, a todos los niveles, a través de una realidad virtual inmersiva. Esta herramienta, para llegar a comprenderla, hay que verla. Degustarla en primera persona, vaya. Es difícil explicar con palabras todo lo bueno que encierra.
El intenso día de Cuenca en Fitur tuvo otras presentaciones que calaron, como la propuesta taranconera de Cómete Tarancón, o la de la Diputación, que giró por encima de todo en la riqueza natural y paisajística de esta provincia, anunciando además un nuevo Plan de Sostenibilidad Turística para la Alcarria. Sin olvidar –tirolina como gran atracción de la feria incluida– a ToroVerde, que se marca la meta de abrir su parque en la primavera de 2026. Una jornada, en definitiva, de máximo trasiego y que se resume en un trabalenguas que Cuenca supo entonar con envidiable destreza, magnífica elocuencia y perfecta dicción: Había que estar y se estuvo; y no había que estar por estar y no se estuvo.