Javier Caruda de Juanas

Javier Caruda de Juanas


Las gafas nuevas

18/01/2024

Con una semana de retraso, me asomo de nuevo a esta miscelánea de ideas con la ilusión del niño que juega, por primera vez, con los regalos recibidos por arte y parte de Sus Majestades. Para este año que recién asoma, entre otras cosas, me pedí unas gafas nuevas que me permitieran ver la realidad con los ojos de la esperanza. Me da igual que sean unas gafas para ver de cerca o de lejos, bifocales o progresivas. Con ellas y, sobre todo, a través de ellas miraré el día a día de esta ciudad que 'inviernea' a la espera del colorido primaveral. Con el año recién nacido, lo primero que me han enseñado, por lo que sea, ha sido una inauguración. Quizá sea un buen síntoma, desde luego. Como si fuera el título de una película ochentera, ya disfrutamos de la 'Conexión Terminillo' que acerca el Hospital a los hipotéticos usuarios. Ojalá estas gafas, que tienen una duración anual, me muestren la pronta inauguración de tan ansiado recurso (siguiendo con la nomenclatura ochentera espero que no se llame Hospital Terminillo, entiéndase el modo irónico claro), diez años después de la colocación de la primera piedra. Bueno, bien está lo que bien acaba si, al final, el segundo semestre de este año es la fecha en la que este proyecto tan necesario concluye o empieza, según se mire.

Lo bueno de estrenar gafas es que se alegran cuando ven algo nuevo como la modernizada imagen del Museo de las Ciencias de Castilla-La Mancha, que a partir de ahora se conocerá como Mucma. 25 años hace ya que se procedía a abrir para uso y deleite de conquenses y visitantes. 25 años después parece prudente iniciar toda una serie de trabajos que permitan adaptar continente y contenido a la realidad actual.

Lo que ya no me gusta tanto es tener que usar mis gafas nuevas para ver lo que no tendría que ver. Hay calles en la ciudad que parecen estar a la espalda de las importantes o espacios que después de arreglados siguen sin darle un uso por razones de cualquier índole, o al menos esa sensación me da al caminar por el paseo del Ferrocarril y toparme con la realidad de un vertedero, casi incontrolado, prácticamente en el centro de la ciudad. Desconozco quién tiene la titularidad de esto, es decir, quién es el responsable, pero contribuye al afeamiento de la ciudad en buena medida. O ¿qué decir del edificio Almudí? 14 años después del inicio de su rehabilitación, una vez concluidas las obras, no ha habido tiempo de saber qué destino darle a este recurso. Espero que no se alargue más de lo debido, no vaya a ser que tengamos que volver a rehabilitarlo antes de usarlo.

Así que después de mi acostumbrado paseo para disfrutar de la visión que me producen las gafas con las que me obsequiaron sus Majestades, no sé si éstas son de las buenas o son de algún lote de las falsas que un espabilado ha logrado introducir en el mercado.