¿Sientes un agotamiento constante? ¿Tomas varios cafés al día y ni así logras cargar las pilas? Hoy tenemos una crisis de fatiga crónica, en la que la frase «estoy cansado» se ha convertido en parte del vocabulario coloquial diario. «¿Pero esto no se resuelve durmiendo más?», pues en algunos casos sí… pero en otros no. Entender sus múltiples causas nos ayudará hacer pequeños cambios en nuestros hábitos, dándonos más energía y bienestar general.
Los motivos que pueden estar detrás de este cansancio son múltiples: alteración de la tiroides, disfunción mitocondrial, mala salud metabólica, infección… Pero dejando a un lado la enfermedad, vayamos a lo mas simple, que suele ser los mas probable: nuestros hábitos. Es cierto que el 'principal culpable' de este robo de energía es el sueño, la falta de éste o su alteración nos lleva a un estado de extenuación, pero también hay otros 'sospechosos': el estrés, la alimentación, el sedentarismo y las relaciones sociales.
El estrés crónico, con el que muchos conviven, incrementa los niveles de cortisol, una hormona que en exceso causa fatiga y afecta la función cognitiva. La exposición constante a estímulos estresantes hace que nuestro sistema nervioso esté de guardia 24 horas, lo cual agota la energía. Otro punto es la falta de ejercicio, y es que nuestro cuerpo está diseñado para moverse, y la actividad física, además de fortalecer el corazón y los músculos, ayuda a mantener un equilibrio en la química interna.
La alimentación juega un papel crucial: es el combustible que echamos en nuestro motor. Alimentos ultraprocesados y con alto contenido de azúcares generan picos de energía que se desploman rápidamente, dejando al cuerpo aún más cansado. Y nuestras relaciones sociales, vitales para nuestro buen equilibrio mental y físico.
Tal vez sea momento de replantearnos algunos hábitos y adoptar estrategias más saludables para combatir este cansancio que parece invadirnos a todos, antes de que esta situación desemboque en otra mas compleja.