Este pasado sábado finalizaba el Dakar, disputado del 5 al 19 de enero, el rally más duro y más famoso del mundo, con el triunfo del español Carlos Saiz, a sus 61 años, siendo la cuarta vez que lo gana, ahora en la arena de Arabia Saudí donde se disputa el actual Dakar. El triunfo de Carlos Saiz ha llenado de contenido los periódicos, la radio y la televisión del mundo, pero para el deporte conquense, los protagonistas han sido otros, los Plaza, es decir, Manuel y su hija Marta, padre e hija, él como piloto, la hija como copiloto, sobre un nuevo Can-Am (T3) del equipo Sodicars Racing, un vehículo que apenas pudieron probar antes de mandarlo a tierras saudíes.
Manuel Plaza (El Herrumblar, octubre de 1960) se inició en los rallys todo terreno en 1993 participando en el Campeonato de España TT y en 1996 participó por primera vez en el Granada-Dakar. Desde entonces lo ha hecho en 17 ocasiones, abandonando en diez de ellas, lo que indica la dificultad de participar en esta prueba, si no lo haces con una marca oficial.
Desde su debut en 1996 fue un asiduo al Dakar hasta 2007 (entre otras circunstancias no quiso participar en las ediciones en el periodo sudamericano), volviendo a participar en 2020 de manera consecutiva y teniendo como copiloto a su hija Mónica en las cuatro ediciones de 2020 al 2023. En la edición de este año, el puesto de copiloto lo ocupó su otra hija, Marta que nació un 19 de enero de 2001, justo cuando su padre estaba en pleno Dakar por tierras de Mauritania y que ha celebrado sus 23 años en el Dakar. Con ello se cumple la ilusión de la familia, que Manolo pudiera participar en el Dakar con sus dos hijas como copilotos.
El Dakar de este año ha sido el más duro de todas las ediciones. En total, sobre la arena del desierto de Arabia Saudí se han recorrido 7.891 kilómetros, de los cuales 4.727 fueron en etapas especiales. La etapa más larga fue la sexta con una duración de dos días y un total de 1.298 kilómetros.
El inicio en el Dakar para el equipo Plaza fue muy duro, con averías eléctricas que obligaron a no completar las dos primeras etapas, pero con la posibilidad de reengancharse a la prueba, como así fue, aunque con ciertas limitaciones técnicas en el vehículo, con un gasto extraordinario de combustible lo que impidió el ir más veloz e incluso, a falta de 10 kilómetros, quedarse en una etapa sin combustible, aunque un catarí y un saudí les ayudaron. Lo importante era terminar la prueba y así lo han hecho, aunque en la última jornada figuran como abandono y no pudieron entrar en las clasificaciones generales.
En todo caso, la historia de Manolo Plaza, con 63 años, con el Dakar supone toda una satisfacción para el deporte conquense.