Cualquier actividad deportiva tiene como principal condicionante el resultado, lo más valorado a la hora de competir, por mucho que a veces se diga aquello de que «lo importante es participar», frase que en su momento pronunció el Barón de Coubertain, recuperador e impulsor de los Juegos Olímpicos. Los clubes, los equipos marcan sus objetivos al inicio de las temporadas, de acuerdo con sus posibilidades deportivas, muchas veces determinadas por el presupuesto económico. La Unión Balompédica Conquense se estrenó esta temporada en la Segunda RFEF, después de haberlo hecho durante muchas temporadas desde 1998 en la extinta Segunda B, una categoría ligeramente superior a la Segunda RFEF, categoría nada fácil si tenemos en cuenta que, de los 18 equipos que componen cada uno de los cinco grupos, cinco descienden directamente y los sextos por abajo jugarán entre ellos una eliminatoria por la permanencia, salvo el mejor sexto clasificado que se libra. Es decir, de 18 equipos, sólo doce terminarán la temporada sabiendo que siguen en la categoría. El transcurso de la competición irá situando a cada uno en su lugar, pero cuando se han jugado ocho jornadas, todo está por decidir, por lo tanto, cada partido tiene mucha importancia.
El Conquense ha ido escalando su protagonismo desde que lo dirige, por tercera temporada consecutiva, el joven almeriense Rober Gutiérrez. En su primera temporada, en Tercera RFEF, se quedó sexto a las puertas de jugar el play-off de ascenso. En su segunda, la pasada, se proclamó campeón de la liga, con mucha brillantez, y consiguió el deseado ascenso, en este caso a Segunda RFEF. La temporada la afrontó con el mismo cuerpo técnico y con el bloque de la temporada pasada, pero con una plantilla muy corta, por cuestiones económicas, que se vio más acortada por las lesiones. Para mayor desgracia del conjunto blanquinegro, éste se vio obligado a jugar los dos primeros partidos de local en el Cristina Martínez del complejo Luis Ocaña porque los 'ilustres' del Ayuntamiento siguieron pensando que La Fuensanta era el mejor lugar para celebrar los conciertos por San Julián. El resultado ya se ha visto, por enésima vez, el césped quedó destrozado y sigue mucho peor que lo estaba en el mes de agosto. A pesar de ello, la Balompédica ha estado casi perfecta en casa, con 10 puntos sobre 12 posibles, pero tenía el debe de no puntuar a domicilio.
Pues bien, el pasado sábado la Balompédica que dirige Rober Gutiérrez consiguió romper el maleficio como visitante y logró sus primeros tres puntos a domicilio, al ganar al Colonia Moscardó. Una victoria que le ha situado en el centro de la clasificación, más cerca de la lucha por el ascenso que por el descenso. Esta Balompédica sigue creciendo, a pesar de las dificultades, gracias al trabajo de Rober Gutiérrez, su cuerpo técnico y los jugadores.
PD: El Quintanar del Rey sigue siendo el único equipo de categoría nacional que no ha encajado gol alguno.